domingo, 26 de enero de 2020

Un golpe de suerte..





Amiga...
Si alguna vez decides
(quizás porque no te han ido bien las cosas con él)
decirme unas palabras;
quiero que sepas que sigo dispuesto.
Si consideras que lo vivido hasta ahora
no fue lo que pensabas 
y estás desengañada, aturdida;
debo decirte que estoy en condiciones
de hacerme cargo del timón
de tu nave encallada.
          --Joaquín--


Corría el año 1994 y en un laboratorio de Swansea, en el Reino Unido, un grupo de científicos británicos de la empresa Pfizer investigaban en un ensayo clínico métodos para combatir la angina de pecho. El principio activo que manipulaban era el sildenafil, un comprobado y eficaz medicamento cardiovascular. Estaban suministrando pequeñas dosis a un grupo de varones voluntarios ya mayores. Pero se extrañaban porque acabada la prueba ninguno quería devolver el resto del medicamento sobrante. Y es que uno de los efectos secundarios del sildenafil era que les hacían tener erecciones más fuertes y más duraderas. ¡Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita!, pensarían..
Ante la extrañeza, a  Chris Wayman, uno de los científicos más reputados de la empresa, los jefes de la Pfizer, le encargaron investigar y ver qué demonios pasaba con el tema que todos los voluntarios estaban encantados con el medicamento en cuestión, he hizo más ensayos..

Wayman se olvidó de la angina de pecho y se centró en pacientes con distintas patologías relacionadas con la disfunción eréctil. El asunto le salió de perlas, a todos los voluntarios se les enderezaba a aquello de una manera descomunal; había descubierto el mayor remedio para este humillante achaque masculino. 

Ni que decir tiene que los directivos de la empresa se volvieron locos de alegría. Algunos (los mayores) se llevaron cajas enteras del medicamento a sus casas para uso propio.. Enseguida buscaron un nombre para ese milagro. A uno se le ocurrió lo de Viagra. Que no es otra cosa, por cierto, que la famosa imagen de un tigre con el pene en erección, y que en algunos lugares de la India señorean en las puertas de los templos como símbolo afrodisíaco..
Cuatro años mas tarde del descubrimiento comenzó a comercializarse ya con el conocido nombre de Viagra y su éxito fue fulgurante. Tengan en cuenta que antes de esto no había ningún remedio para este angustioso padecimiento masculino. Por supuesto la empresa se forró y su uso se ha generalizado hasta el abuso. Incluso algunos jóvenes lo toman erróneamente sin necesidad creyendo prolongar sus orgasmos con la toma del medicamento.
El sildenafil, principio activo de la Viagra, es desde el 2013 libre de comercializarlo cualquier empresa. De hecho son muchos los laboratorios que lo hacen, llevándose sus buenos beneficios. Lo bueno de la Viagra es que apenas tiene efectos secundarios y es efectiva incluso en pacientes depresivos. Tan sólo en contados casos han tenido que llevar a urgencias a algún “garañon" aquejado de priapismo (erección prolongada y dolorosa) a que el médico le baje los humos. 

Como saben la Viagra es un vasodilatador que relaja los músculos del pene y hace que los vasos sanguíneos se dilaten y fluya más sangre por sus paredes. ¡Y qué decirles de la alegría de muchos varones mayores que pensaban finiquitada ya su actividad sexual!. Por no hablar de sus respectivas esposas; resignadas estaban ya las pobres al sexo oral..
En fin, la de cosas que se han inventado (que han mejorado y alegrado nuestras vidas) debido a una casualidad. Porque no sólo el azar nos hizo descubrir la Viagra, recuerden que la penicilina, el plástico, los neumáticos, la Coca Cola, el microondas, las patatas fritas, etc. etc. disfrutamos de ellos gracias a golpes de suerte..
Joaquín

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