Eres,
codiciado regalo
de amor
envuelto en
translúcidos
pliegos de cristal
que a diario
me haces llegar.
Dádiva con
corazón de oro
y palabras de
satén
que entreabren los
postigos
de mis mañanas
y me inundan de
sol..
Eres,
el obsequio
imprescindible
y constante,
(sin lazos ni
embalajes)
brillante y
cercano
con el que sueño..
Estrella
resplandeciente
que guía y
alecciona
con mano de seda
mi trayecto vital;
eres..
--Joaquín--
Un malvado ladrón
está a punto de cometer un terrible asesinato en una apartada calle
de Madrid.. Son las doce de la noche y un honrado trabajador
vuelve a casa tras una dura jornada de trabajo.. El ladrón con la
intención de robarle las cuatro perras y el reloj, saca un cuchillo
de grandes dimensiones y fuera ya del escondrijo de un oscuro portal
se dispone a asestarle el golpe mortal y traicionero.. Pero, ¿Por
qué Dios consiente este acto tan horrible, tan injusto? ¿Por
qué permite a este asesino acabar con la vida de un hombre sencillo e inocente por tan poca cosa? ¿No es todopoderoso? ¿No lo sabe todo de todos?
Entonces por qué no hace que el malvado se arrepienta en el ultimo
momento y suspenda su execrable crimen? Y no sólo eso, ¿por qué
permite tantas injusticias en el mundo? ¿Por qué niños mueren de
hambre, ancianos de soledad, jóvenes en las guerras?.. ¿Por qué
terremotos, huracanes, incendios, enfermedades donde perecen miles de
personas inocentes? ¡Por qué! , ¡Por qué!...
Estas preguntas que
muchos se hacen todavía se las hizo San Agustín,
mil quinientos años antes que nosotros. Él, que era
cristiano convencido, no entendía cómo Dios, omnipotente,
todopoderoso, supremo, creador de todo lo visible e invisible, posibilitaba que tantas
desgracias acaecieran a los hombres en la tierra. ¿Cómo era posible
que un simple suspiro suyo, un sencillo deseo no saliera de su mente
y terminara de un plumazo con el sufrimiento de tantos seres
desvalidos?.. Esta negativa de Dios a solventar todos los males traía a San Agustín por la calle de la amargura..
San
Agustin en su juventud había coqueteado con el maniqueísmo,
una religión oriental que si que tiene respuestas convincentes para esta
paradoja.. El maniqueísmo entiende que en el mundo hay dos fuerzas
poderosas, antagónicas, iguales en supremacía y que rigen los
destinos de los hombres y del universo, el bien y el mal,
y ambos se debaten en una lucha feroz.. A veces vence una, a veces la
otra.
Los maniqueos creían
que, en las personas, el bien proviene del alma y el mal del cuerpo,
con todas sus debilidades, sus deseos y su tendencia a descarriarse.
Esto explicaría por qué la gente comete maldades.. Con esta teoría
tenemos resuelto el enigma de las desgracias humanas y del por qué
Dios no puede solucionar todo lo malo que sucede en el mundo..Resulta que no tiene el poder absoluto..
San Agustín
después de una vida de juergas en sus primeros años, se
convirtió al cristianismo gracias a su piadosa madre Santa Mónica
y a los escritos del obispo Ambrosio.. Sin embargo, antes, su alma
inquieta buscando una paz espiritual que no llegaba, pasó por
adentrarse en las diferentes filosofías paganas y maniqueas de la
época.. Estudió a los mejores filósofos de la época, debatió con
ellos y por fin aceptó el cristianismo; vio la luz..
El dilema del bien
y el mal en el mundo que los maniqueos habían resuelto, lo
tradujo San Agustín identificándolos como Dios y el Demonio.. Pero entendió
que esa lucha interminable de ambas fuerzas, (y aunque el bien
siempre acababa venciendo al mal) no era del todo lo que Dios había
dispuesto, así que llegó a la conclusión del libre albedrío de
los hombres en la tierra.
Con
el libre albedrío al que tanto le costó llegar San Agustín,
solventamos este grave misterio y desazón de los hombres con Dios..
Dios nos creo libres para que nosotros eligiéramos el camino a
seguir; y allá nosotros con nuestras decisiones.. Podemos ser buenos
y acatar los mandamientos de Dios, y luego nos acogerá en su seno..
O malos y seguir a Satán en sus malévolas ocurrencias y perdernos
definitivamente en el infierno.. Agustín sostenía que era mucho
mejor que nos permitiera elegir. De otro modo seriamos como
marionetas con las que Dios manejaría nuestros hilos para que nos
portáramos bien
Otra
de las grandes teorías cristianas que también se le ocurrió a San
Agustin fue lo del pecado
original. Gran parte de las desgracias que nos ocurren a los hombres
y mujeres en la tierra proviene del Jardin del Eden,
de cuando a nuestros primeros padres Adán
y Eva se les ocurrió
echar mano del mal y dejarse engatusar por el Diablo en forma de
manzana.. Dios lo entendió como una traición a la libertad de
elegir que les dio y castigó no sólo a ellos, sino a todo sus
descendientes por los siglos de los siglos, entre los que nos
encontramos nosotros, claro..
Para
mucha gente esta idea de cargar con los pecados que Adán y Eva
cometieron en el Paraíso,
ésa culpa ancestral no tiene sentido. Cargar con la culpa de otros
es injusto, inverosímil, pero el concepto de que el mal es el
resultado de nuestro libre albedrío permite a otros muchos creer que
Dios si es
omnipotente, omnisciente y benévolo..En fin...
Joaquín
No hay comentarios:
Publicar un comentario