¿Quién alguna vez, durante el fragor de una sentida o acalorada conversación no ha hablado más de la cuenta?. Yo reconozco hacerlo, sobre todo ante personas sobradamente conocidas por mi. No tengo empacho en ser muy sincero acerca de mis sentimientos.
¿Sabéis qué pienso de todo esto? Pues que una persona abierta y sincera tiene mucho ganado. Son odiosos los que esperan que el otro largue mientras ellos callan de lo suyo. En el fondo son unos cotillas, creen así tapar así sus debilidades, que las suelen tener, y muchas.
Mirad lo que dicen por ahí:
Dicen que no se debe contar las alegrías porque atrae envidias. Dicen que no se puede contar penas porque aburren. Dicen que no se puede hablar de uno mismo porque denota vanidad. Dicen que no se puede hablar de los demás, porque es cotilleo. Dicen que mejor ocultar la situación económica de uno, porque nunca se sabe. Dicen que, ni hablar de los sentimientos, porque debilita. Dicen que los temas familiares peliagudos ni tocarlo con nadie.. Dicen que de política ni se nos ocurra, que nos crea enemigos.
Y no os digo nada de amores clandestinos, presentes y pasados... Y es que... dicen, dicen, dicen.. ¡Buah!, así no hay quien hable de nada sin ser tachado de boquiqui, bocachancla o lenguarón
A mi que me perdonen, pero yo seguiré largando..😏😏😏
Joaquín.

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
Eliminar