No tomes muy en serio
lo que te dice la memoria.
A lo mejor no hubo esa tarde.
Quizá todo fue autoengaño.
La gran pasión
sólo existió en tu deseo.
Quién te dice que no te está contando ficciones
para alargar la prórroga del fin
y sugerir que todo esto
tuvo al menos algún sentido.
Qué bonita poesía de José Emilio Pacheco, y qué cierto el mensaje, porque, no os engañéis, la memoria nos miente. Sí, nos miente la muy tunante, pero lo hace sibilinamente y siempre certera, porque nos la creemos a pies juntillas.
Esa tendencia a pensar que "el pasado es mejor que el presente" es uno de los sesgos psicológicos más profundamente documentados de la historia. "Memoria praeteritorum bonorum” (el pasado siempre se recuerda bien), decían los romanos. Y es algo que nos persigue:
Hoy por hoy, pese a los datos que señalan que el mundo va a mejor, seguimos obnubilados por la idea de un pasado que nunca fue, porque...
¿Es el pasado siempre de color de rosa? Pues no, pero llegado un punto (e inconscientemente), podemos llegar a alterar profundamente nuestros recuerdos e incluso recordar con cariño cosas que nunca llegaron a ocurrir, ¡Oh!..
Por cierto, ahora estamos de lleno en eso que llaman Era de la nostalgia. Y hasta en una enfermedad social se está convirtiendo. Sí, fijaos:
Resulta que vivimos tantos años que, a la vejez, la nostalgia de todo lo vivido nos abruma ¡como hemos vivido tanto!
Los relatos sobre un pasado mejor ya no son míticos, como antes, sino que están fuertemente arraigados en nosotros. No se limita a datos concretos, sino a una imagen estilizada y simplificada de un mundo encantador que ya no existe, contra la que el presente no tiene nada que hacer ¡Qué os parece!..
En fin.
Joaquín
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