Quizás te diga un día que dejé de quererte
aunque siga queriéndote más allá de la muerte
y acaso no comprendas que en esta despedida
nos quedaremos juntos para toda la vida.
--J. A. Buesa--
¿Quién alguna vez, durante el fragor de una sentida o acalorada conversación no ha hablado más de la cuenta?. Yo reconozco hacerlo, sobre todo ante personas sobradamente conocidas por mi. No tengo empacho en ser muy sincero acerca de mis sentimientos.
¿Sabéis qué pienso de todo esto? Pues que una persona abierta y sincera tiene mucho ganado. Son odiosos los que esperan que el otro largue mientras ellos callan de lo suyo. En el fondo son unos cotillaa, creen así tapar así sus debilidades, porque las suelen tener, y muchas.
Mirad lo que dicen por ahí:
Dicen que no se debe contar las alegrías porque atrae envidias
Dicen que no se puede contar penas porque aburren
Dicen que no se puede hablar de uno mismo porque denota vanidad
Dicen que no se puede hablar de nadie ajeno, porque es cotilleo
Dicen que mejor ocultar la situación económica de uno, porque nunca se sabe
Dicen que, ni hablar de los sentimientos, porque debilita
Dicen que los temas familiares peliagudos ni tocarlo con nadie.
Dicen que de política ni se nos ocurra, nos crea enemigos.
Y no os digo nada de amores presentes y pasados..
Dicen, dicen, dicen.. Así no hay quien hable de nada sin ser tachado de boquiqui, bocachancla o lenguarón
En fin, que me perdonen, pero yo seguiré largando..😏😏😏
Joaquín.
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