Esa mujer que yo he de amar un día
será tan clara, tan gentil y bella,
que pensaré que descendió una estrella
para llenar de luz mi alma vacía.
--J. A. Buesa--
Oscar es argentino y como todo buen argentino afincado en España se busca bien la vida aquí. Me hice amigo suyo en la academia de baile a la que voy a dar clases. Fijaos qué gente: él es mi profesor de baile de salón y su mujer (también argentina) monitora de sevillanas ¡qué os parece! ¿Son listos o no son listos estos tíos con tal de no doblar la rabadilla?.
No recuerdo a santo de qué vino la cosa, pero el otro día me desconcertó cuando, enojado, me dijo al llegar:
---Joaquín, no deja de sorprenderme que la gente del mundo ande por la vida con el culo sucio.
---Jajaja---me carcajeé---¿Y eso?
---Esto en mi país no pasa---me advirtió---lo digo por el bidé. Todo el mundo tiene allí bidé en casa para esos menesteres. En Italia los hay y en España los había, pero resulta que ya no se lleva; los están quitando.
Tuve que reírme con su ocurrencia. De sobra sabía yo que me lo decía mitad en serio mitad en broma.. Me solidaricé con él, claro:
---Pues yo lo tengo y no pienso quitarlo---le aseguré---además no sé si será lo correcto, pero también lo uso para lavarme los pies alguna vez.
Enseguida me concretó el argentino:
---Te lo decía porque acabo de mudarme a mi nueva casa, como te dije la semana pasada, y resulta que no tiene bidé, y yo sin bidé no me hago. Tampoco mi mujer
Viven de alquiler. El antiguo casero le sableaba y bien, y se han visto obligado a cambiarse a otro piso más barato. Le consolé como pude:
----No te apures hombre ya te acostumbrarás
No sé apaciguó, incluso un pelín indignado me replicó:
---Coño, Joaquín, pero si es que por mucho que uses el papel higiénico eso seguirá sucio. Está la ducha y tal, pero... ¿y si no te da el tiempo ducharte?---insistió---¿Te vas con el culo sucio a todas partes?.
---Jajaja---me tuve que reír otra vez porque me lo decía entre bromas y veras. No obstante, eso me dio pie a sugerirle:
---De todas formas aún hay algo peor, Oscar
---¡Qué puede haber peor que eso!---exclamó expectante
---Pues que en los hoteles ya no ponen escobillas en los cuartos de baños, y menuda odisea---le respondí
Nos reímos. Seguimos hablando de su nueva casa, pero enseguida fueron llegando el resto del grupo. Ese día empezábamos con la salsa..
Joaquín
Mujer lavando sus partes en un bidé de tiempos de maricastaña
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