Mi vida es un erial,
Flor que toco se deshoja;
que en mi camino fatal
alguien va sembrando el mal
para que yo lo recoja.
--Bécquer--
Y se acostumbró, sí, le costó mucho, pero se acostumbró. Después de años de vivir un infierno, de menosprecios, de mentiras, de medias verdades, de miedos y de soledades, se acostumbró a...
A ocupar toda la cama y a dormir las horas deseadas... a no cocinar los domingos.
A no dar explicaciones y hacer lo que le gusta sin que nadie la critique.
A comer a la media noche y a ver sus programas favoritos, y a cantar en voz alta y bailar por toda la casa sin que nadie la tache de loca.
A recibir llamadas a cada rato y contestar mensajes muy tarde.
Al olor del café por las mañanas y a tardar en arreglarse para ir a dónde le dé la gana.
Tras unos años de convivencia horrible se separó, y lo pasó mal, muy mal, de sobra lo sé, pero se acostumbró a ella misma: a sus cosas, a su vida, a estar sola, a no esperar nada de nadie, a caminar por la vida con valores, con virtudes, con errores... a levantarse tras las caídas.
SE ACOSTUMBRÓ A QUERERSE...
Joaquín
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