Todo
es lo mismo; ventana y yedra,
sitios
umbrosos, fresco emparrado
gala de un
muro de tosca piedra;
y aunque es lo
mismo, todo ha cambiado.
No hay
en la casa seres queridos;
entre las
ramas hay otras flores;
hay nuevas
hojas y nuevos nidos,
y en nuestras
almas, nuevos amores.
--Fco. A. de Icaza--
Retrotraeos cinco siglos. Imaginad por un momento...
En aquella lejana época la sociedad fuentecanteña era religiosa cien por cien. Todo en la vida de las personas y en la colectividad se basaba en el trabajo, en la pura subsistencia, en Dios, en la iglesia, y en los servicios religiosos.
Todavía era, casi, Edad Media, y la Semana Santa era la fiesta religiosa más importante del año; se celebraba con absoluta devoción, y el Viernes Santo era el día más señalado.
Pero el Viernes Santo fuentecanteño era especial. Salía la procesión de la Parroquia con el Cristo Crucificado acuestas y subía calle Llerena arriba. La comitiva iba haciendo parada en las catorce cruces colocadas a lo largo del camino hasta llegar a la última, situada en el lugar más elevado del extrarradio del pueblo, una especie de Vía Crucis, y...
¿Sabéis cuál es el sitio más elevado del pueblo? Pues no hace falta ser adivino, la Hermosa y alrededores.. y entre esos alrededores estaba el lugar donde terminaba la procesión, un terreno de huertas entonces y que, por hacer allí la última parada el Paso y celebrarse los ritos de la crucifixión, se le llamó Calvario, igual que el de Jerusalén.
El Calvario era puro campo hasta finales del siglo XIX, y sobre ese terreno virgen se planificaron tres calles que lo unirían con la de Gravina (Nueva, Calvario y Zabala), que ya existía.
Hoy en día no existe de manera oficial el Calvario como barrio ni como plaza, sí en el imaginario oficioso de la gente, que sigue llamando Calvario a toda la zona. Lo que sí tenemos es la calle Calvario, de las tres mencionadas, la de en medio.. En fin
Joaquín
calle Calvario, vista desde Gravina
calle Calvario vista desde el Altozano
No hay comentarios:
Publicar un comentario