sábado, 17 de diciembre de 2022

Cuando el sexo es poesía

                                                                                      



¿Y tú me lo preguntas? Poesía.., eres tú. 

--Bécquer-- 


Príapo era el dios griego de la fertilidad. Se le representaba con un falo enorme. De ahí proviene, Priapismo y se da cuando, por algún motivo de excitación debido principalmente al consumo de drogas u otros alucinógenos, el pene entra en erección permanente durante tres o cuatro horas seguidas (o más) causando al afectado grandes molestias y desesperación.

¿Y Venus?, pues es la diosa romana de la belleza, la fertilidad y el amor. Su equivalente en la mitología griega sería Afrodita

Abajo os muestro un poema de Rafael Alberti. Se trata de la manera poética de describir el amor carnal, la penetración vaginal por un pene hasta la apoteosis final. 

No es una narración grosera ni pornográfica, todo lo contrario, es edulcorar con bellísimas palabras la culminación de un hecho tan natural como es, hacer el amor.. 

Diálogo entre Priapo (pene masculino) y Venus (vagina de mujer, y alrededores)


Príapo:

...Despierta, sí, cerrada

caverna de coral. Voy por tus breñas,

cabeceante, ciego, perseguido.

Ábrete a mi llamada,

al mismo sueño que en tu gruta sueñas.

Tus rojas furias sueltas me han mordido.

¿Me escuchas en lo oscuro?

sediento, he jadeado las colinas

y descendido al valle donde empieza

el caminar más duro,

pues todo, aunque cabellos, son espinas,

montes allí rizados de maleza.

¿Duermes aún? ¿No sientes

cómo mi flor, brillante y ruborosa

la piel, extensa y alta se desnuda,

y con labios calientes

coral los tuyos y los míos rosa—

besa la noche de tus labios muda?

¡Despierta!...

Venus:

¿Quién me nombra?

¿Quién persigue mis óleos seminales,

quién mi gruta de sombra

y navegar oculto mis canales?

Príapo:

Quien solamente puede y se desvela,

levantado por ti, de noche y día,

se atiranta en candela

y no se dobla hasta que el mar lo enfría

¡Deja que te contemple!

Venus:

Que te mire

déjame a mí también.? Siempre eres bello!

Príapo:

¡Déjame que en tus selvas te respire!

Venus:

¡Que me despeine en tu robusto cuello!

Príapo:

¿Por qué dormías?

Venus:

Todo era fingido.

Mi dormir no era más que desearte.

Tú alzas mi sueño cuando estás dormido.

Nací tan sólo para levantarte.

Príapo:

¡Oh noche clara!

Venus:

¡Oh clara luna llena!

¡Rayo directo que me inundas!

Príapo:

Eres taza de espuma azul,

concha marina,

alga abierta en la arena,

paraíso de sal de las mujeres

secreto erizo que en la mar trasmina.

Golfo nocturno, ábrete a mí, bañadas

del más cálido aliento tus riberas.

Sabes a mosto submarino, a olas

en vivientes moluscos despeñadas,

a tajamares, soles de escolleras

ya rumor de perdidas caracolas.

Sabes también...

Venus:

Repósate un momento...

Príapo:

El reposar es mi mayor tristeza.

Venus:

También yo quiero repetir al viento

toda mi admiración por tu grandeza.

Príapo:

Hincho las velas. Habla.

Venus:

Eres trinquete,

palo mesana, torre indagadora

y, ardido del más rojo gallardete,

cresta de gallo al despuntar la aurora.

Sales de un bosque, lanza o jabalina.

Redondos aramboles, de espejuelos

te alumbran cuando cazas.

Pende en los dos la gloria masculina.

Llenas las nubes, los cargados cielos

rebosan de sus tazas.

Príapo:

¡Oh, ven más cerca! ¡Ven!

Venus:

¡No! No me riegues,

amor, de blancos copos todavía.

Guarda, mi bien, esas nevadas flores

hasta que al fin me llegues

a lo más hondo de mi cueva umbría

con tus largos y ocultos surtidores.

Príapo:

¿Qué quieres más?

Venus:

Anhelo que me cantes

cosas que faltan. Mis alrededores

prometen sima al sur y al norte cumbres.

Príapo:

Hacia ellas van mis rayos penetrantes,

su flor certera, sus certeras lumbres.

Venus:

Pasa a los altos, sube a los alcores...

¿qué ves ahora, dime?

Príapo:

Un baluarte

de clavel y de nieve a cada lado.

¡Oh fortalezas! ¡Claros miradores

para clavar en ellos mi estandarte

y descender al bosque enamorado!

Venus:

Dime si escondes para mi ventura

cosas que acaso yo no sepa.

Príapo:

Escondo,

también allá en lo hondo

de una caverna oscura,

de blancas y mordientes

almenas vigiladas,

una muy dulce y de humedad mojada

cautiva...

Venus:

Yo prosigo. Son los dientes

los que fijos la rondan y dan vela.

También yo otra cautiva

como la tuya aguardo. ¿No la sientes?

A navegar sobre su propia estela

mírala aquí dispuesta, siempre viva.

Príapo:

¡Oh encendido alhelí, flor rumorosa!

Deja que tu saliva

de miel, que tu graciosa

corola lanceolada de rubíes

mojen mi lengua, ansiosa

de en la tuya mojar mis carmesíes.

Venus:

¡Flor contra flor!

Príapo:

¡Qué blandos oleajes

ya por mis flancos tu alhelí resbala!

Venus:

¡Oh bonanza!

Príapo:

¡Oh tranquilo

descanso ahora! ¡Calmas, aunque plenas,

nuncios ya de los hondos y más duros

combates!

Venus:

¡Desflecadas, hilo a hilo,

tus espumas descienden mis almenas.

Príapo:

Tus arroyos y peces más oscuros

me corren por los labios todavía.

Venus:

Un sabor a jazmín me permanece

ya tallo donde nada antes crecía.

Priapo:

A tallo que por ti de nuevo crece.

Venus:

¡Oh asombro! ¡Prodigiosa,

mágica fuerza!

Príapo:

Avanzo ya.

Venus:

La noche abrasa.

Príapo:

gotas

de esperma verde tiemblan los luceros.

Venus:

Las dehesas remotas

de la luna, sus albos ventisqueros

se llenan de bramidos.

Del cielo penden signos genitales.

La Vía Láctea rueda sus henchidos

torrentes de amorosos sementales

Príapo:

Gruta sagrada, toco tus orillas.

Abre tus labios ya, siénteme dentro.

Venus:

¡Oh maravilla de las maravillas!

¡Luz que me quema el más profundo centro!

Príapo:

Se confunden los bosques, las lianas

se juntan y conmueven.

en el pomar revientan las manzanas

y en el jardín copos de nardos llueven.

Venus:

¡Qué bien cubres mis ámbitos! Sus muros

¡cómo me los ensanchas y los llenas!

¡Qué pleamar, qué viento acompasados!

Príapo:

Jaca y jinete, unísonos, seguros,

galopan de corales y de arenas

y de espumas bañados.

Venus:

Detente, amor. No infundas ese aliento

tan rápido a las brisas. Aminora

un poco el paso. Da a tu movimiento

un ritmo nuevo ahora.

Príapo:

Pondré en mis alas un volar más lento.

Venus:

¡Dulce vaivén! rezuman mis paredes

las más blandas esencias.

Príapo:

Desasidas de sus más hondas redes,

ya mis médulas saltan encendidas.

Venus:

Ten más el freno.

Príapo:

¿El freno? Querencioso,

mi caballo se pierde a la carrera.

Venus:

Sigo también su galopar furioso,

antes que derramado en mí se muera.

Príapo:

¡Amor!

Venus:

¡Amor! La noche se desvae.

Nos baña el mar. ¡Oh luz! El mundo canta.

Cae la luna... El viento...

Príapo:

Todo cae

cuando el gallo del hombre se levanta.





No hay comentarios:

Publicar un comentario