lunes, 1 de abril de 2019

Torres más altas han caído..




¿Por qué volvéis a la memoria mía,
tristes recuerdos del placer perdido
a aumentar la ansiedad y la agonía
de este desierto corazón herido?
¡Ay!. que de aquellas horas de alegría
le quedó al corazón solo un gemido,
el llanto que al dolor los ojos niegan
lágrimas son de hiel que el alma anegan.

¡Pobre Teresa!. Cuando ya tus ojos
áridos ni una lágrima brotaban;
cuando ya su color tus labios rojos
en cárdenos matices se cambiaban;
cuando ya de tu dolor tristes despojos
la vida y su ilusión te abandonaban.

¿Quién a parar alcanza la carrera
del mundo hermoso que al placer convida?
Brilla radiante el sol, la primavera
los campos pinta en la estación florida;
truéquese en risa mi dolor profundo...
Que haya un cadáver más..¿qué importa al mundo?
(Espronceda)


Cada ciudad importante tiene asociado un monumento por el que se la conoce en el mundo y que la hace inconfundible, única.. Los hay tan superfamosos que con solo ver la silueta aun distorsionada de ése monumento enseguida sabemos de quién se trata. Me estaba acordando de Londres y su archiconocido Puente; o el Coliseo, que inmediatamente lo vinculamos Roma, la ciudad eterna. Nueva York tiene su Empire State, figura tan popular... De Madrid pocos desconocerían al presentárseles delante de sus ojos la Puerta de Alcalá que se trata de la capital de España; Barcelona y su Sagrada Familia son inseparables. No obstante si hay una ciudad en el planeta vinculada especialmente a un monumento sería sin duda alguna París y su torre Eiffel..
Este año se cumplen 130 de la inauguración de la torre Eiffel, una de las maravillas de la ingeniería actual a pesar de su senectud. Sabemos que la idea original era colocarla sólo para la Exposición Universal a celebrar en 1889, después se quitaría... Dichosas exposiciones, digo yo, gracias a ellas las ciudades se revitalizan y nos queda para la posteridad maravillas tales como, la Plaza de España de Sevilla, erigida para la Expo de 1929, o la transformación de Barcelona para la de 1992.
Las cifras de la torre Eiffel son extraordinarias, 320 metros de altura, (50 mts. más que nuestra torre Espacio de Madrid) lo que la hizo el edificio más alto del mundo durante más de cuarenta años (hasta la construcción en Nueva York del edificio Chrysler en 1930), pesa unas 7.300 toneladas, y también, toneladas de pintura se gastan en ella cada varios años para reponerla del desgaste.. Pero hay más.. en su interior alberga tres restaurantes y una cafetería. Alguna con capacidad para 500 personas.. Es el monumento mas visitado del mundo con casi ocho millones de sorprendidos turistas entre los que me incluyo. Y qué decirles de las vistas de París desde cualquiera de sus tres panorámicas, pues sencillamente espectacular. Pocos paisajes urbanos son tan grandiosos, quizás el único comparable al de Nueva York desde la planta 110 del Empire State... Si, pero...
Sus comienzos fueron dolorosos; aun pervive la carta que firmaron los mas eminentes sabios y artistas parisinos del momento, entre los que estaban, Alejandro Dumas, Guy de Maupassant o Paul Verlaine, (el gran poeta) oponiéndose tajantemente a su construcción, por fea y horrorosa. Alegaban que iba a romper el exquisito “sky line” urbano de la ciudad más bonita del mundo.. “Ese esqueleto de atalayas”, “lámpara de calle trágica”, “mástil de hierro deforme” y un largo etcétera de desprecios más llegaron a escribir de ella... Hubo un famoso escritor que la llegó a calificar de monstruo horroroso. A este buen hombre una vez le vieron tomar un café desde uno de los restaurantes de la torre y al ver la cara de sorpresa que ponían los transeúntes al reconocerlo, les dijo: “Sí, no os extrañéis, tomo café aquí porque es el único sitio de la ciudad desde donde no veo su silueta”..
Evidentemente hoy no se entiende París sin su torre.. Allí ha pasado de todo durante estos 130 años de vida; tipos que la han escalado con cuerdas, otros se ha tirado desde lo mas alto de cúspide etc. etc.. Durante cinco años la marca de coches Citroen hizo publicidad con grandes letras iluminadas que ocupaba casi toda la superficie de la torre, o incluso Hitler se quedó con ganas de subir a ella cuando los alemanes ocuparon la ciudad y, por cierto, casi ordena demolerla.. Pero de todas la curiosidad más sorprendente para nosotros los españoles es que la torre se podría haber hecho en Barcelona, pero su alto coste desestimó la idea.. ¡Ya ven qué puntazo!..
Estos días seguro que los franceses estarán todos a una a celebrar el aniversario de su monumento más emblemático. Ahí no hay fisuras ni chorradas de arrepentimientos y pedidas de perdón que valga. Éstas tonterías se quedan para sus vecinos del sur, tan pacatos...
Dicho queda...
Joaquín Yerga

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