miércoles, 3 de abril de 2019

¡Qué mujer!... y luego decimos...







Por las mañanas
mi pequeñuelo
me despertaba
con un gran beso.
Puesto a horcajadas
sobre mi pecho
bridas forjaba
con mis cabellos;
ebrio él de gozo,
de gozo yo ebrio,
me espoleaba
mi caballero.
¡Qué suave espuela
los dos pies frescos!
¡Cómo reía
mi jinetuelo,
y yo besaba
sus pies pequeños
dos pies que entraban
en un solo beso!
(José Martí)


Hoy en día lo tenemos bien asumido, la mujer tiene, absolutamente, los mismos derechos y deberes que los hombres, aunque quede por ahí algún cafre que todavía le cueste entenderlo pero, imagínense en el siglo XII, es decir, en plena alta Edad Media, ¿cómo sería aquello?.. ¿Qué papel tendría la mujer en ese mundo de caballeros, honras, orgullos y dignidades?... Sin embargo...
Leonor en 1137 apenas tenia 16 primaveras y era una chica guapa y heredera de una de las regiones, entonces, más ricas y ambicionada por todas las monarquías europeas, Aquitania. Todavía hoy ésa zona suroccidental de Francia sigue siendo una rica región; tierra de vinos y de quesos y con ciudades tan importantes como Burdeos, Pau o Toulouse. Pues bien, Leonor, una mujer inquieta, culta y educada por su abuelo en una corte poblada de trovadores y poetas, al morir su padre Guillermo X, (precisamente en pleno Camino de Santiago durante una peregrinación a la ciudad del santo, fíjense lo de años que lleva esto del Camino) heredó el ducado de Aquitania y se casó con el rey de Francia, Luis VII, también jovenzuelo; 18 añitos tenia éste imberbe, pero...
A Leonor no la habían educado su abuelo y su padre para ser una simple reina consorte, ¡qué va!.. Ella era de una mujer de “armas tomar” a lo que había entonces... Cuando su marido, Luis VII, quiso participar en la Segunda Cruzada contra los árabes que ocupaban Tierra Santa, no crean que obedeció los consejos de todos y se quedó en su corte de París administrando los asuntos palaciegos, nada de eso, agarró su caballo, aperos y arneses y se puso en marcha junto a su marido y compañeros en busca de Jerusalén. Era la primera, y creo que la última, vez que una reina participaba en una cruzada, con lo duro y penoso que era eso, no obstante...
Durante las largas y duras jornadas de aquella aventura pasó de todo.. Ella llegó a acostarse con uno de los dandis del momento, su tío Raimundo de Poitiers, incluso participó en una fiesta de disfraces en Constantinopla (imagino que para mitigar los rigores del viaje) con una teta al aire, ¡qué escándalo!.. y hasta se llegó a decir que a punto estuvo de fugarse con un príncipe sarraceno del que se enamoró.. En fin, entre unas cosas y otras el amor que se profesaban el rey, (su marido) y ella se enfrió, y a la vuelta, a pesar de que pasaron por Roma para que el Papa intentará arreglar las desavenencias de la pareja, solo pudo divorciarles alegando que eran primos segundos.. Así de hipócrita era entonces la cosa, pero...
Leonor enseguida volvió casarse (tenia ya 30 años), esta vez con el rey de Inglaterra Enrique II, nueve años más joven que le dio ocho hijos, entre ellos el futuro Ricardo Corazón de León que tantas historias, libros y películas se han versionado, o Juan “sin tierra”, además de las dos hijas que tuvo con su anterior marido. A Enrique le quiso de verdad pero su amor no fue correspondido; éste tipo le puso los cuernos con una tal Rosamunda, bella y jovencisima dama de la corte... Ella, (Leonor), mosqueada y cabreada por las infelicidades del marido (cosa lógica) indispuso a sus hijos en contra de su padre que, a punto estuvieron de derrocarle y poner en su lugar a Ricardo, el preferido de su madre..., pero..
La cosa no salió bien hubo chivatazos y enterado el padre expulsó a su hijos de la corte excepto a Juan “sin tierra” su prefe, y a ella la recluyó en un castillo prisión durante 16 años, ¡vamos, lo que se suele decir una jaula de oro!. . Sin embargo Leonor era dura como una roca, aguantó la tía hasta que cascó Enrique II, entonces fue liberada y colocó en el trono a su hijo Ricardo Corazón de León que, por cierto, más que león, creo, era leona pues mantuvo relaciones homosexuales con Felipe Augusto rey de Francia durante la Tercera Cruzada), y...
Ricardo mientras estuvo batallando en ésa Tercera Cruzada a la que se apuntó, dejó a su madre Leonor como reina regente hasta que volviera de oriente y, efectivamente, en cuanto llegó a Inglaterra ésta se retiró a un monasterio; no obstante también Ricardo la palmó pronto y, ¿qué creen que pasó después?, pues que Leonor tuvo que dejar el monasterio (tenia ya 80 años) y dedicarse a buscar sustituto para el reino de Inglaterra, y enseguida pensó en su otro hijo, Juan “sin tierra”... No paró la tía hasta verlo sentado en la poltrona..
Pero seguía sus andanzas por la vida; con 82 años aun tuvo tiempo y valor de venir a España, transitando caminos polvorientos o atravesando los inexpugnables Pirineos nevados para escoger qué nieta (hija de su hija también llamada Leonor, a la que había casado en su día con Alfonso VIII de Castilla) le parecía mejor como esposa para Felipe, futuro rey de Francia.. Y como en todo tuvo buen ojo, eligió a Blanca (Blanca de Castilla) que tanto dio que hablar como reina de Francia, y todo bueno... Al poco de retornar a Inglaterra murió esta grandiosa mujer que fue, sin duda, una adelantada en muchos siglos a lo que tenemos ahora...
Dicho queda...
Joaquín Yerga



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