¡Qué mujer!... y luego decimos...
Por
las mañanas
mi
pequeñuelo
me
despertaba
con
un gran beso.
Puesto
a horcajadas
sobre
mi pecho
bridas
forjaba
con
mis cabellos;
ebrio
él de gozo,
de
gozo yo ebrio,
me
espoleaba
mi
caballero.
¡Qué
suave espuela
los
dos pies frescos!
¡Cómo
reía
mi
jinetuelo,
y
yo besaba
sus
pies pequeños
dos
pies que entraban
en
un solo beso!
(José
Martí)
Hoy
en día lo tenemos bien asumido, la mujer tiene, absolutamente, los
mismos derechos y deberes que los hombres, aunque quede por ahí
algún cafre que todavía le cueste entenderlo pero, imagínense en
el siglo XII, es decir, en plena alta Edad Media, ¿cómo sería
aquello?.. ¿Qué papel tendría la mujer en ese mundo de caballeros,
honras, orgullos y dignidades?... Sin embargo...
Leonor
en 1137 apenas tenia 16 primaveras y era una chica guapa y heredera
de una de las regiones, entonces, más ricas y ambicionada por todas
las monarquías europeas, Aquitania. Todavía hoy ésa zona
suroccidental de Francia sigue siendo una rica región; tierra de
vinos y de quesos y con ciudades tan importantes como Burdeos, Pau o
Toulouse. Pues bien, Leonor, una mujer inquieta, culta y educada por
su abuelo en una corte poblada de trovadores y poetas, al morir su
padre Guillermo X, (precisamente en pleno Camino de Santiago durante
una peregrinación a la ciudad del santo, fíjense lo de años que
lleva esto del Camino) heredó el ducado de Aquitania y se casó con
el rey de Francia, Luis VII, también jovenzuelo; 18 añitos tenia
éste imberbe, pero...
A
Leonor no la habían educado su abuelo y su padre para ser una simple
reina consorte, ¡qué va!.. Ella era de una mujer de “armas tomar” a lo que había entonces... Cuando su marido, Luis VII, quiso
participar en la Segunda Cruzada contra los árabes que ocupaban
Tierra Santa, no crean que obedeció los consejos de todos y se quedó
en su corte de París administrando los asuntos palaciegos, nada de
eso, agarró su caballo, aperos y arneses y se puso en marcha junto a
su marido y compañeros en busca de Jerusalén. Era la primera, y
creo que la última, vez que una reina participaba en una cruzada,
con lo duro y penoso que era eso, no obstante...
Durante
las largas y duras jornadas de aquella aventura pasó de todo.. Ella
llegó a acostarse con uno de los dandis del momento, su tío
Raimundo de Poitiers, incluso participó en una fiesta de disfraces
en Constantinopla (imagino que para mitigar los rigores del viaje)
con una teta al aire, ¡qué escándalo!.. y hasta se llegó a decir
que a punto estuvo de fugarse con un príncipe sarraceno del que se
enamoró.. En fin, entre unas cosas y otras el amor que se profesaban
el rey, (su marido) y ella se enfrió, y a la vuelta, a pesar de que
pasaron por Roma para que el Papa intentará arreglar las
desavenencias de la pareja, solo pudo divorciarles alegando que eran
primos segundos.. Así de hipócrita era entonces la cosa, pero...
Leonor
enseguida volvió casarse (tenia ya 30 años), esta vez con el rey de
Inglaterra Enrique II, nueve años más joven que le dio ocho hijos,
entre ellos el futuro Ricardo Corazón de León que tantas historias,
libros y películas se han versionado, o Juan “sin tierra”,
además de las dos hijas que tuvo con su anterior marido. A Enrique
le quiso de verdad pero su amor no fue correspondido; éste tipo le
puso los cuernos con una tal Rosamunda, bella y jovencisima dama de
la corte... Ella, (Leonor), mosqueada y cabreada por las
infelicidades del marido (cosa lógica) indispuso a sus hijos en
contra de su padre que, a punto estuvieron de derrocarle y poner en
su lugar a Ricardo, el preferido de su madre..., pero..
La
cosa no salió bien hubo chivatazos y enterado el padre expulsó a su
hijos de la corte excepto a Juan “sin tierra” su prefe, y a ella
la recluyó en un castillo prisión durante 16 años, ¡vamos, lo que
se suele decir una jaula de oro!. . Sin embargo Leonor era dura como
una roca, aguantó la tía hasta que cascó Enrique II, entonces fue
liberada y colocó en el trono a su hijo Ricardo Corazón de León
que, por cierto, más que león, creo, era leona pues mantuvo
relaciones homosexuales con Felipe Augusto rey de Francia durante la
Tercera Cruzada), y...
Ricardo
mientras estuvo batallando en ésa Tercera Cruzada a la que se
apuntó, dejó a su madre Leonor como reina regente hasta que
volviera de oriente y, efectivamente, en cuanto llegó a Inglaterra
ésta se retiró a un monasterio; no obstante también Ricardo la
palmó pronto y, ¿qué creen que pasó después?, pues que Leonor
tuvo que dejar el monasterio (tenia ya 80 años) y dedicarse a buscar
sustituto para el reino de Inglaterra, y enseguida pensó en su otro
hijo, Juan “sin tierra”... No paró la tía hasta verlo sentado
en la poltrona..
Pero
seguía sus andanzas por la vida; con 82 años aun tuvo tiempo y
valor de venir a España, transitando caminos polvorientos o atravesando
los inexpugnables Pirineos nevados para escoger qué nieta (hija de
su hija también llamada Leonor, a la que había casado en su día
con Alfonso VIII de Castilla) le parecía mejor como esposa para
Felipe, futuro rey de Francia.. Y como en todo tuvo buen ojo, eligió
a Blanca (Blanca de Castilla) que tanto dio que hablar como reina de
Francia, y todo bueno... Al poco de retornar a Inglaterra murió esta
grandiosa mujer que fue, sin duda, una adelantada en muchos siglos a
lo que tenemos ahora...
Dicho
queda...
Joaquín
Yerga
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