A los españoles por mar los quiero ver, porque si los vemos por tierra, que San Jorge nos proteja.
--Oficial británico--
Lo reconozco, hubo épocas en la que suspiraba porque los españoles nos pareciéramos a los europeos del norte, aun lo hago a veces.. Un tiempo en los que soñaba con los suecos o los franceses y su manera tan civilizada de convivir, y anhelaba porque nosotros alcanzáramos esa uniformidad de caracteres y costumbres... Hoy, ¡qué coño! lo he pensado mejor, aun sin dejar de querer alcanzarles en cuanto a economía y desarrollo, me quedo con lo nuestro, ya no me aflige ser como somos, ya no me avergüenzo... No, porque...
Sin ir más lejos nuestra Semana Santa; comprendo de lo ilógico de su persistencia en pleno siglo XXI y de su falta de rigor racional pero, es pura tradición y como tal debemos tomarlo. Las procesiones están llenas a rebosar, todo el mundo pierde el culo, con perdón, por ver la de su pueblo o la del lugar de veraneo, aunque luego nos sorprendan por lo extemporáneo de su protocolo y su grotesca solemnidad..
Las corridas de toros es otra particularidad nuestra que me resisto a condenar. No nos dejemos llevar por los cantos de sirenas de los derechos de los animales; aquí en España los tienen todos y bien reconocidos. Los toros bravos si no existieran las corridas ya estarían exterminados..
Y si nos llaman salvajes en el resto de Europa, pues que nos llamen, luego bien que disfrutan en nuestro país... ¿Por qué vamos a dejar de ser uno de los países en los que la vida merece ser vivida mejor que en ningún otro sitio?.. ¿Por qué tenemos que uniformarnos con los austriacos, los suecos o los daneses, entre los que no hay distinción de caracteres, hábitos y costumbres? Apenas nadie distingue a un nativo de cualquier nación del centro y el norte de Europa habiendo docenas de ellas como hay.. Yo me resisto a ser uno de ellos, prefiero ser distinto, raro, extemporáneo, exótico si me apuran.
En fin, créanme, pecaremos de antiguos, mentirosos, sanguinarios, exóticos, solidarios, excéntricos, tramposillos, pícaros, corruptillos, apasionados, rústicos, crueles, envidiosos, vehementes, y un largo etcétera más de apelativos, digamos gualdrapillas, pero somos, a su vez, originales y únicos aun en nuestras salvajadas porque, a nuestras viejas tradiciones y manera indolente de vivir, ahora también se une nuestra prosperidad, y eso es un puntazo que sólo poseemos nosotros; y dejemos a los demás que sean todos iguales...
Hasta en el aspecto somos diferentes, ellos tan rubios, tan blancos, tan crudos. Nosotros tan morenos y apolíneos... Elijan..
Joaquín
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