Bien venga, cuando
viniere,
la Muerte: su
helada mano
bendeciré si me
hiere…
He de morir como
muere
un caballero
cristiano.
Humilde, sin
murmurar,
¡oh Muerte!, me
he de inclinar
cuando tu golpe me
venza;
… ¡pero
déjame besar
mientras expiro,
su trenza!
¡La trenza que le
corté
y que, piado,
guardé
(impregnada
todavía
del
sudor de su agonía)
¡la tarde en que
se me fue!
Su noble trenza de
oro:
amuleto ante quien
oro,
ídolo de locas
preces,
empapado por mi
lloro
tantas veces…,
tantas veces…
Deja que,
muriendo, pueda
acariciar esa seda
en que vive aún
su dolor.
… ¡Es
que todo lo que me queda
del aquel infinito
amor!
Cristo me ha de
perdonar
mi locura, al
recordar
otra trenza, en
nardo llena,
con que se dejó
enjugar
los pies por la
Magdalena..
--Amado Nervo--
Hay dos tumbas
recónditas y misteriosas en dos cementerios distintos de Madrid.
A simple vista son comunes, vulgares, sin flores; nada sugiere en
ellas que alguien aún recuerda y ama a quienes allí reposan. Pero
las dos tienen muchas cosas en común; ambas cobijan en su interior
los restos de dos chicas que murieron muy jóvenes, demasiado jóvenes tal vez.
Las dos sepulturas pasan desapercibidas para el común de los paseantes que transitan por estos apacibles camposantos. No saben, por cierto, que sus moradoras fueron un día ya lejano mujeres amadas profundamente hasta la extenuación por dos grandes hombres.. Luego os cuento..
Las dos sepulturas pasan desapercibidas para el común de los paseantes que transitan por estos apacibles camposantos. No saben, por cierto, que sus moradoras fueron un día ya lejano mujeres amadas profundamente hasta la extenuación por dos grandes hombres.. Luego os cuento..
Reconozco que lo he
descubierto tarde; sabía de él sólo por haber leído algo suyo de pasada,
y poco más. Se le incluye entre los románticos tardíos como
Bécquer. Amado Nervo, que de él quiero hablar, es uno
de los mejores poetas en lengua castellana y justo hace ahora
un siglo que se nos fue, pero aquí quedaron sus maravillosas poesías
para deleite y gozo de los que disfrutamos con sus versos..
Amado Nervo era un mexicano de origen español. Nació en el estado de Nayarit en 1870.
Como estudiante de periodismo fue enviado a París como representante
especial para cubrir noticias de la Exposición Universal a celebrase
allí, en esa hermosa ciudad.. Allí conoció a Rubén Darío del que
se hizo amigo intimo, pero sobre todo conoció en el barrio latino y
se enamoró hasta las trancas de Ana Cecilia Daillez.
Lo suyo con Ana
Cecilia fue un amor apasionado y eterno, más allá de vida. La llevó
con él allá donde su profesión le requería. Vivieron felices y
enamorados hasta el inesperado final de ella. Pero fue un amor
secreto no estaban casados; nadie sabia de su idilio...
En 1905 se le ven a los
dos por Madrid. Viven en un apartamento del número 15 de la calle Bailen. Él
como secretario de la embajada de México, y ella como una misteriosa
dama que ni el propio portero sabía de su relación...
Todo se torció un
frío día de diciembre de 1911. Ella contrae el tifus y muere
prematuramente en sus brazos; él, en espíritu, se va con ella. La
triste noche de su muerte sólo él la vela, sólo él la llora y
desespera, y ahí surge el precioso poema “La amada inmóvil” que
encabeza este artículo...
Amado vive cuatro años más pero ya sin
ganas y dedicado exclusivamente a recordarla en sus poesías. Ana
Cecilia fue enterrada en el cementerio de San Lorenzo y San José,
justo enfrente de su apartamento. Desde su ventana veía su tumba y a
diario le llevaba flores frescas... Hoy pasa por ser una sepultura
desconocida y ya desvencijada..
A la joven que
yace en esa otra tumba desconocida de la que hablaba al principio le
apodaban “La Fornacina”. Fue una de las mayores y más famosa
estrellas del espectáculo. Se llamaba Consuelo Vello y era hija de
una lavandera del Manzanares y de un guardia civil. Desde niña quiso
ser cupletista y triunfó en París en los
teatros más importantes de la capital francesa.
Pasado unos años de fulgurante fama volvió a Madrid, donde con delirio entusiasmaba al público. Pero inesperadamente murió en pleno éxito en 1915 a los 30 años.. Entre sus admiradores y amantes estaban los hermanos Machado o Jacinto Benavente.. Dejó para la posteridad canciones tan conocidas como “Clavelitos” o “La polichinela”... Su entierro fue un todo un duelo de masas en el Madrid de la época. Pero.. pasó el tiempo y la gente olvidó.. Sin embargo...
Pasado unos años de fulgurante fama volvió a Madrid, donde con delirio entusiasmaba al público. Pero inesperadamente murió en pleno éxito en 1915 a los 30 años.. Entre sus admiradores y amantes estaban los hermanos Machado o Jacinto Benavente.. Dejó para la posteridad canciones tan conocidas como “Clavelitos” o “La polichinela”... Su entierro fue un todo un duelo de masas en el Madrid de la época. Pero.. pasó el tiempo y la gente olvidó.. Sin embargo...
Aun cincuenta años
después de la muerte de Consuelo, un incesante ramo de rosas rojas y
frescas era depositado encima de su tumba. Nadie supo quien
fue el misterioso amante o admirador que tantos años después de su
fallecimiento todavía, cada semana, le ponía un hermoso ramo de flores...
Algunos se preocuparon, investigaron en busca del amante secreto,
pero nunca se supo. Solo que un día de Julio de 1965 dejó de
verse flores frescas en la tumba de Consuelo; el admirador secreto
había muerto...
Hoy nadie repara en
ésas dos misteriosa tumbas, hoy están olvidadas, abandonadas a
pesar de la importancia que tuvieron un día, ya muy lejano, por
cierto..
Joaquin Yerga
Preciosos comentarios. No sabía nada de estas damas.
ResponderEliminar¡Gracias!