Lo que son las cosas..

             

 

¡Qué hermoso es cuando hay sueño

dormir bien... y roncar como un sochantre..

y comer... y engordar..! ¡y, qué desgracia

que esto sólo no baste!..

--Bécquer--

Nunca una muerte es tonta.. Jamás un trance tan doloroso y vital para el ser humano como es la muerte, en donde en unas décimas de segundo pasamos de una existencia, digamos creíble, palpable, a la nada más absoluta puede ser tonta ni boba. Lo decía por aquella frase que decimos a veces: ¡Qué muerte más tonta tuvo el hombre!.. Son tontas las circunstancias que provocan tantas muertes, no la propia muerte..

Para muertes producidas por hechos ridículos la del padre de los detectives modernos, Allan Pinkerton en 1884.. Este escocés emigrado a los Estados Unidos, amigo personal de Abraham Lincoln y fundador de la primera agencias de detectives de la historia, mucho investigar, mucho espiar y luego va se resbala y se muerde la lengua; después se le infecta y a los pocos días “la palma” el buen hombre. 

¿Y qué me decís de Antonio Gaudí, el ínclito padre del modernismo y responsable de que Barcelona sea una de las ciudades más visitadas del mundo?.. Sí, porque gracias a sus obras (palacios, casas burguesas, parques o la Sagrada Familia) Barcelona es como es, tan bonita. Bien pues éste hombrecillo de ideas artísticas tan originales, también fue original para morir, lo atropelló un tranvía en plena Gran Vía catalana en 1926, tenía 74 años y muchas cosas por hacer.. Tal vez fuera distraído pensando en su próxima obra, o en terminar la nueva catedral, ¡quién sabe!.

El escritor Tennesse Williams, (autor de obras tan importantes como “La gata sobre el tejado de cinc”, “La noche de la iguana” o “Un tranvía llamado deseo”.. obras todas ellas llevadas al cine con gran éxito) atormentado y alcohólico,  murió de una manera curiosa... Estaba en la bañera dándose un baño, tal vez un poco beodo, cuando al abrir un bote de pastillas con los dientes (tendría las manos mojadas) el tapón le saltó para dentro del gaznate y se asfixió.. 

En fin, uno nunca sabe dónde acecha la muerte, quizás en lo más insospechado.. Tened cuidado, por favor..

Joaquín