sábado, 20 de abril de 2019

Si me lo dicen por ahí, no me lo creo...



Cuando entre la sombra oscura
perdida una voz murmura
turbando su triste calma,
si en el fondo de mi alma
la oigo dulce resonar,
dime: ¿es que el viento en sus giros
se queja, o es que tus suspiros
me hablan de amor al pasar?

Cuando el sol de mi ventana
rojo brilla a la mañana
y mi amor tu sombra evoca,
si en mi boca de otra boca
sentir creo la impresión,
dime: ¿es que ciego delirio,
o que un beso en un suspiro
me envía tu corazón
(Bécquer)


La historia es ardua, compleja.. Lo es porque los seres humanos somos complicados, inescrutables, difíciles.. Y lo es, también, porque son más ya de 5.000 años los que llevamos a nuestras las espaldas de episodios truculentos, guerras interminables o efímeras paces... Pero es ahora precisamente cuando la aventura de los hombres en la tierra está más sosegada. Sí, definitivamente son estos tiempos una época que podíamos catalogarla de concordia y convivencia, a pesar de lo que podamos creer..
Pero si la historia real, la interminable y profunda es la que ha cambiado el signo de los hombres y de los países sobre la faz de la tierra, son las anécdotas de esa historia las que a veces nos queda con más fuerza y perseverancia en nuestro imaginario colectivo o individual... Miren sino...
Una anécdota que recuerdo, así a bote pronto, y que fue real como la vida misma se dio cuando el mítico general romano Publio Cornelio Escipion tras someter la ciudad de Cartagena en el siglo III a.c. rechazó una proposición que le hicieron sus legionarios.. Conociendo sus apetencias por las chicas adolescentes le ofrecieron una joven íbera para su disfrute carnal; no obstante al saber que era la prometida de un héroe local --aunque enemigo suyo-- no solo rechazó la suculenta tentación, sino que la dejó libre regalandole la dote de oro que el padre de la chica le había ofrecido para que la dejara en libertad..
Ésta de arriba posiblemente no la supieran, no se lo reprocho pues es menos conocida, pero no dudo que estarán al día en lo de la hazaña de Guzmán “El bueno”...
Era Guzmán un noble leonés de nombre Alfonso Pérez Guzmán que, llamado por el rey castellano Sancho IV a defender la ciudad de Tarifa sitiada por los moros, se encontró con la sorpresa de que estos habían capturado a su hijo mayor y le ofrecían su vida a cambio de rendir la ciudad.. El bueno de Guzmán, valiente él como ninguno, no sólo no rindió la ciudad, sino que les ofreció su propia espada para que decapitaran a su pobre hijo... Además lanzó aquella legendaria frase a grito pelado desde lo alto de la muralla “Matadle con esta espada si así lo habéis determinado, que más quiero honra sin hijo que hijo con mi honor manchado”.. Claro que habría que haberle preguntado a su pobre hijo, o a su madre, aunque, imagino que la somanta que le caería al llegar a casa sería de aúpa..
Aquella conocidísima frase --“Yo envié a mis naves a luchar contra los hombres no contra los elementos”-- se supone que la dijo Felipe II después de aquel desastre naval que tuvimos cuando pretendimos invadir la pérfida albión (Inglaterra).. pero no sabemos de dónde la han sacado pues realmente lo que dijo fue --“En lo que Dios hace no hay que ganar o perder reputación, sino no hablar de ello”-- pero, ¡es tan bonita la primera!.. Por cierto, según expertos climatólogos, en aquellos tiempos se dio una pequeña “Edad de Hielo” que duró más de un siglo. Un huracán pasó por el Caribe y llegó a Inglaterra tres días después, justo cuando nuestra poderosa armada estaba por allí, destrozándola.. Si hubiese vivido José Antonio Maldonado, “el tio del tiempo” y hubiera avisado de la tormenta posiblemente hoy no seríamos los mismos, ni Inglaterra tampoco...
Otro momento clave en la historia del mundo fue el encuentro entre el ministro de exteriores de Napoleón, Talleyran y su enemigo acérrimo, el jefe de la policía secreta Josep Fouché. Quiso asociarse Talleyran con su enemigo porque veía venir el desastre al que llevaba a Francia la política del emperador. Nada hubiera sido igual de no producirse el encuentro de esos dos viejos zorros, Europa y el mundo serían muy diferentes a lo que es hoy en día.. Y es que ya lo dijo Abraham Lincoln --“Un enemigo se destruye conviertiéndolo en amigo”-- En fin, cosas de la historia que debemos conocer..
Joaquin Yerga


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