Bajaron los ángeles
besaron su rostro,
y cantando a su oído, dijeron:
--Vente con nosotros--
Vio el niño a los ángeles,
de su cuna entorno,
y agitando los brazos, les dijo:
--Me voy con vosotros--
(José Selgas)
Es el Día de la Madre. Una niña ucraniana de cuatro años, refugiada en España, Irina, le escribe una carta a su mami, muerta en un bombardeo de Mariupol casi al empezar la guerra. La dirección de entrega que pone la pequeña: “Al Cielo” así de sencillo, y así de ingenuo..
En la carta la niña le dice a su mami cuánto la quiere y cuánto la echa de menos.. Su madre adoptiva española, Teresa, le compaña a la oficina de correos cercana a su domicilio aquí en Madrid, y meten la carta en buzón.. En absoluto esperaban respuesta alguna, como es lógico, pero...
Han pasado cuatro días; inesperadamente una mañana el cartero se detiene en su puerta. Trae una carta para la niña Irina Denysova.. Remitente: --Mami, Puerta del Ángel, nº 1, El Cielo-- .
Las dos se abrazan desconsoladamente. La niña llora mientras Teresa lee la carta:
Mi hermosa Irina:
Muchísimas gracias por tu carta tan especial por el Día de la Madre.. Eres una entre un millón para mi.. Millones, billones y trillones es cuanto te quiero. Estás creciendo y te convertirás en una chica muy inteligente y especial. Estoy muy orgullosa de ti y, aunque estoy en el cielo, te veo crecer cada día.
¡No sabes cuánto te hecho de menos y las ganas que me dan de bajar, abrazarte y achucharte entre mis brazos, hija mía!. Cuando seas un poco mayor entenderás que no puedo. Tú sabes que eres y serás siempre mi hijita del alma, ¡mi niña!.. Sigue siendo así de buena, crece y vive. Algún lejano día volveremos a encontrarnos las dos, ¡y entonces no nos separaremos jamás!..
Muchos besos y abrazos, tu mami-
Desde luego, es más llevadero que una niña viva mientras su madre muera, que justo al revés. Una niña de cuatro años vivirá siempre con la ausencia de su madre en su corazón, pero se hará mayor y poco a poco se acostumbrará a estar sin ella; otras personas y otras circunstancias llegarán a su vida y la colmarán de afecto--
Por cierto, creyendo atender a una súplica de amor y ternura de una infortunada niña por su madre ausente, la carta la escribió un anónimo funcionario de correos, tal vez sin ser consciente de la inmensa alegría y felicidad que le iba a proporcionar a la pobre niña su hermoso gesto, o si--
Joaquín
Precioso. Gracias por contarlo
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