domingo, 10 de septiembre de 2023

Qué crees tú, Joaquín, que hay que hacer para caer bien a los hombres, me preguntó

                                                                                  


Ni sé cómo me hizo esa pregunta. Qué podría saber yo de eso si no me había comido una rosca en mi vida. Mirad lo que se atrevió a preguntarme:

--¿Qué crees tú, Joaquín, que hay que hacer para caer bien a los hombres?

¡Qué os parece! A mí, que no tengo ni pajolera idea. Bien, pues aunque cueste decirlo, salí airoso del trance. Eso sí, tuve que pensarlo mucho antes de responderle:

--Si obvias la apariencia física, que siempre ayuda, ten siempre lo brazos abiertos y una sonrisa en los labios, y sobre todo no hables continuamente de ti misma.

--Ya ya, pero eso es muy técnico, casi de manual---respondió ella

No sé qué quería que le dijera, pensé para mis adentros. No obstante algo más rebusqué:

---Ser discreta y humilde también ayuda---insistí---los tipos somos reacios a aquellas que quieren llamar la atención. No necesitas ser muy extrovertida para caer simpática. 

No se quedó conforme. Y el caso es que ella tiene infinitamente más éxito social que yo, me consta. Luego volvió a la carga con otra pregunta que ya me gustaría a mi hacérsela a un experto para mi provecho.

¿Y qué es mejor en esto de las relaciones, hablar o escuchar?

---Uffffff---exclamé yo sin saber por dónde tirar---hacer muchas preguntas está bien, pero estamos tan concentrados en lo que vamos a decir a continuación, que no escuchamos lo que nos dicen. Ese es un error que yo suelo cometer.

---Eso es verdad---se me adelantó ella—pero los que hacen muchas preguntas supongo que será porque se interesan por los demás ¿no?.

Le camuflé la respuesta con una frase que me quedó muy bien:

--Y no te olvides tener la mente abierta---le advertí---Eso te hace más accesible. Nadie quiere tener una conversación con alguien que ya se ha formado una opinión y que no está dispuesto a escuchar. 

Qué curioso, y todo esto se lo decía yo, un tipo de mente abierta pero un negao para hacer amistades, a ella, una compañera de trabajo que rebosaba simpatía. Pero eso ella lo ignoraba todavía, pues nos conocíamos desde hacía apenas unos meses.

Al poco tiempo comprobé cómo se ganaba a todos, también a mi. Por cierto, yo seguí con lo mío, es decir, constándome un huevo ligar.

Joaquín





1 comentario: