domingo, 10 de septiembre de 2023

Querido hijo

                                                                                     


    


--¿Gritaron, madre?

--No, hija;

nadie habló... ¿Lloras?...

--Lo blanco

del camino que contemplo

las lágrimas me ha saltado...

--No es eso...

--Yo no sé, madre.

--Él vendrá, que aún es temprano. 

Nunca vino

--M. Machado--



Querido hijo:

Te propongo un trato; lo he pensado mucho y creo que nos convendría a los dos.

Llevas lejos varios años, años sin verte, y quizás no nos queden muchas oportunidades. 

Déjame que te explique:

No te sobresaltes, pero a todos nos llegará algún día la hora de partir, y la mía, por edad, tal vez esté más cerca de lo que piensas.

Estoy segura de que el día en que me muera quedarás muy triste. Ya te veo, con tu traje negro viajando y llegándote hasta aquí, abrir mi ataúd y darme el último beso. Me traerás una corona de rosas, o tal vez un ramo. Me llorarás, y tratarás de cumplir todo el protocolo que conlleva el fallecimiento de una madre.

Mira mi trato: 

¿Qué te parece si en vez traerme rosas cuando muera, me las traes ahora? Al fin al cabo de muerta qué más da, ni las voy a ver lo bellas que son y menos sentir su aroma.

¿Qué te parece si en vez de tomar café con los familiares el día de mi velatorio mientras habláis de mi muerte, vienes ahora y nos tomamos ese café?. 

Imagino que el día en que me muera vendrás con tu mujer y tus hijos, y todos estaréis con la cara triste, pero.. ¿Y si lo cambiamos porque vengáis ahora y cocino algo rico, para tu pareja y tus hijos, y miramos películas como cuando eras niño o salimos a pasear todos juntos, y comemos helados, que tú sabes que me encanta?

Sí, ¿Qué te parece si en vez de viajar desesperado por no llegar tarde a mi velatorio, vienes ahora y me disfrutas que estoy viva; ¡podríamos hablar de tantas cosas!.

Dime, hijo, qué te parece mi trato. Si lo aceptas ven pronto, sino llegarás tarde, y entonces mejor no vengas.





1 comentario:

  1. que verdad, nunca nos acordamos en vida cuando realmente nos necesitan. V. Galán

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