Te acordarás un día de aquel amante extraño
que te besó en la frente para no hacerte daño.
Aquel que iba en la sombra con la mano vacía,
porque te quiso tanto que no te lo decía.
Aquel amante loco que era como un amigo
y que se fue con otra para soñar contigo
–J. A. Buesa--
Tras la cena, nos quedamos solos los dos en la mesa del restaurante. Su marido y mi mujer habían salido a la calle a fumar. Noté en ella ganas de contarme algún secreto, no sé, incluso creo que esperó el momento justo para hacerlo.
Así fue:
---Joaquín, perdona mi indiscreción; sé que mi marido es amigo tuyo y quizás no te guste lo que te voy a contar, pero si no te lo digo reviento: estamos muy malamente, quizás lo hayas notado. Y es que nada de lo que él hace y dice me gusta, y estoy empezando a hartarme. A veces---reiteró---es tan insoportable que no inmiscuirme en su manera de pensar, en su manera de reírse, de vestir, de comer, de pensar, y hasta de hablar me horroriza; es un simple.
¡Vaya, la cosa se ponía morbosa!, pensé. Me estaba enterando de cosas que ni por asomo hubiera pensado de ellos. Siempre los creí felices y lo actual sólo un enfado pasajero. No obstante, intenté apaciguar lo que pude. Incluso poniendo cara de preocupado, le dije:
---Déjame que te cuente algo: Conocí a un tipo muy inteligente, culto, comedido, prudente, considerado; en resumidas cuentas, un tipo encantador que causaba admiración allá donde iba. Su mujer, sin embargo, era todo lo contrario, guapa sí, pero frívola, ignorante, ostentosa. Hacían muy mala pareja; todos murmuraban de ella en cuanto se daban la vuelta:
---¡Coño, y cómo es posible que este hombre aguantara a esa mujer horrible!---exclamó ella impaciente
---Pues aguantó el tío---le dije rotundo---jamás le dijo nada ni le recriminó nada, la dejó hacer, no la criticaba Con decirte que ambos murieron ya de viejos, unidos y creo que felices, te lo digo todo. Al menos esa es la imagen que transmitían.
---Puede pasar, Joaquín, no digo que no---me respondió ella no muy convencida---no porque tu pareja sea un pendejo debemos pagarlo los dos; la gente sabe distinguir, pero, ¡es tan difícil no decir nada! Al menos en mi caso!---concluyó
Supongo que la hice pensar un poco esa noche, pero no las siguientes, porque dos meses más tarde me vino diciendo que se iba a divorciar de su marido. Son muy distintos los dos, lo reconozco. Lo que no sé es cómo ha aguantado tanto.
Por cierto, el tipo de la historia que le conté lo conocí bastante, él y su mujer, la frívola, fueron vecinos.
Joaquín
Pues guardar el secreto 🤫aún nos coja de sorpresa(por cierto ya veo que eres buen amigo te hacen confesiones todas😜) Feliz lunes Joaquín 🤗😘
ResponderEliminarMejor que nadie nos ponga en ese aprieto, María, el que media pierde.. Un besito. Buenas noches
ResponderEliminar