domingo, 3 de septiembre de 2023

El mal amigo fuentecanteño

                                                                                     



Y, sin embargo, espero. Y el tiempo pasa y pasa.
Y ya llega el otoño, y espero todavía:
De lo que fue una hoguera sólo queda una brasa,
pero sigo soñando que he de encontrarte un día.

--J. A. Buesa--


Un estudiante fuentecanteño, buen tipo, quiso ser sacerdote; iba con muy buenas intenciones. El estudiante cumplía todos los requisitos de un excelente ciudadano: honesto, trabajador y muy creyente, nada tenía que impedirle tomar los hábitos. Pero...

¡Uy, la envidia qué mala es!... Que se lo pregunten a Juan García Delgado, otro fuentecanteño, amigo, o supuesto amigo del estudiante, que nunca le gustó que el estudiante fuera un hombre tan respetado y querido en su entorno. Tanto resentimiento y rencor albergaba en su alma hacia su amigo, que fue capaz de denunciar sus antecedentes judíos; cosa horrible en aquellos tiempos..

Qué mal tipo, el tal Juan García Delgado. Como la envidia hacia su amigo le corroía las entrañas, aprovechó la visita del inquisidor general a Fuente de Cantos para chivarse de la impureza de sangre del estudiante.

¡Ay, fue terrible para el pobre estudiante!. El inquisidor dio la orden de investigar. Dos oficiales eclesiásticos se presentaron en la Parroquia y miraron a conciencia los sambenitos allí guardados. Y, efectivamente, uno de los sambenitos había pertenecido al abuelo del estudiante, que fue azotado en su día con cien latigazos y castigado después a años de mazmorras.

La pena por silenciar el pasado judío de un individuo que opte a un cargo público era severísima, y el estudiante había omitido que era nieto de dos judíos conversos de la calle Esperanza.. ¡Ya veis qué tontería!.. Qué mal podría haber cometido, el pobre. ¿Sólo por ser judío?.

El tipejo Juan García Delgado, el mal amigo, quedaría satisfecho por el buen servicio hecho a la Inquisición, al haber denunciado a su vecino y compañero; otra cosa es qué imagen suya quedaría entre el vecindario.

En fin, cosas que pasaban en Fuente de Cantos en otra época, exactamente en 1592.

Joaquín



No hay comentarios:

Publicar un comentario