Perdóneme de nuevo, si le digo estas cosas,
pero ni los rosales dan solamente rosas;
y no digo estas cosas por usted ni por mí,
sino por los amores que terminan así...
Pero vea, señora, que diferencia había
entre usted, que lloraba, y yo, que sonreía,
pues nuestro amor concluye con finales diversos:
Usted besando a otro; yo, escribiendo estos versos...
--J. A. Buesa--
¿Habéis visto qué tontería lo del Congreso de los Diputados, sí, que tengan que usar traductores para hablar entre ellos mismos, es decir, entre españoles, por muy vascos o catalanes que se sea, cuando todos hablan, además, perfectamente castellano?. En fin, no sé dónde iremos a parar.
¡Y esta es otra!: mucho pinganillo para traducir del vasco al castellano, del castellano al vasco, del vasco al catalán, del gallego al valenciano, del mallorquín al bable, del catalán al castellano etc. etc. en los discursos, con la supina ridiculez que eso supone y el pastón en traductores, pero termina la sesión, se van todos a la cafetería del Congreso y se quitan el pinganillo para charlar entre ellos amigablemente, ¡¡y todos en castellano!! ¡Ay, dios mío, llévame pronto!, que diría el Mota.
Desde luego, lo que se va ahorrar en disgustos el bueno de Pepe Domingo Castaño, (Dios lo tenga ya en su Gloria) por haberse muerto ayer de manera repentina.
A muchos españoles no nos matará lo que nos quedará por ver y oír de una gran parte de la politiquería patria, pero más felices ya os digo yo que no nos van a hacer.
En fin.
Joaquín
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