Una de las bicocas que adquirimos según caminamos hacía la vejez, es la tranquilidad de espíritu que se va adueñando de nosotros. ¡Qué paz de mente!, ¡Qué reposo de cuerpo cuando ya eludimos responsabilidades!. ¿Me equivoco, sesentones?.. Porque no me negaréis que hasta entonces la vida es un sin vivir, no paramos. Fijaos:
La niñez es una inconsciencia que pasa como el que ve llover. La prueba está en que apenas nos quedan recuerdos de ella. Etapa entrañable sí, pero.. ¡¡es tan breve y concisa!!..
¿La pubertad?.. ¡Buah, qué frenética estupidez! Una memez que se cura con los años. Digamos que es la edad en la que nos acecha los peores males. Es aquí donde empezamos a escribir nuestro epitafio: drogas, alcohol, tabaco, desamor, malas relaciones, y rápida, muy rápida etapa. Salir entero y sin rasguño de ella es toda una proeza.
¿Los años mozos? ¡Ufffff, que trajín!.. échate novia, cásate, busca casa, ten hijos, mantenlos, trabaja hasta la extenuación... ¡¡quita quita!!..
¿Y qué me decís de los cuarenta? Pues no os la aconsejo. La edad de la decepción por antonomasia. Sí, decepción por todo lo hecho anteriormente o por lo no hecho. Adiós a la lozanía, llega la calvicie, la barriga asoma, las canas, los hijos adolescentes, la rutina, las horas extraordinarias, el paro laboral, el... En fin. Si acaso los acepto es porque, bueno, luego llega la vejez, jejeje 😋😋😋 Sí sí, la vejez, habéis oído bien..
¡Dichosa vejez!. Ya no hay hijos que cuidar ni trabajo que atender. Ya nadie depende de nosotros, nadie nos necesita, qué gusto, qué sosiego, qué de tiempo libre, qué experiencia para disfrutar con enjundia, los ahorros de toda la vida dispuestos a ser gastados, qué.... ¡Uy, perdón que no siga, que llegan mis nietos!.. La madre trabaja y los tengo que cuidar hasta las ocho, hoy no hay cole..😱😱😱
¿Sabéis qué os digo? Olvidaros de todo lo que os he dicho. Lo he pensado mejor. Me quedo con la infancia. Con la mía.
Joaquín

No hay comentarios:
Publicar un comentario