Todas las mujeres, solteras o casadas, debían hacer el amor con el extranjero que visitara por primera vez la ciudad. Lo hacían, no por amor ni por vicio, tampoco por dinero, sino como ofrenda religiosa a la diosa Afrodita. Veréis qué curioso. Os lo cuento en cuatro palabras:
Las mujeres llegan al Santuario de la diosa (un templo enorme) y toman asiento con un ramito de laurel en la cabeza. Entre ellas quedan unos pasillos delimitados por cuerdas que van en todas direcciones. Por ellos circulan los extranjeros, y estos hacen su elección.
Una vez elegida, el extranjero le echa una moneda en el regazo y debe decir: “Te reclamo en nombre de la diosa Afrodita". Luego la posee en un lugar apartado del templo. Las chicas tienen que hacer el amor con el primero que le eche la moneda, sin despreciar a nadie. Ahora bien, tras la relación sexual, una vez cumplido el deber para con la diosa, regresa a su casa y en lo sucesivo por mucho que les supliques ya no podrás conseguir sus favores.
Las mujeres guapas y con buen tipo se van pronto (los extranjeros no son tontos) Las poco agraciadas tienen que esperar mucho tiempo sin poder cumplir la ley. Algunas llegan a esperar hasta tres y cuatro años, yendo y viniendo a diario al templo.
Y digo yo, ¡pobres mujeres!, siempre al albur de las estupideces de los hombres.. ¿Os imagináis a mujeres casadas, decentes, tener que acostarse con el primero que llegue, sea este un bestia, un viejo, un guarro, un pervertido o un salidorro babeante?...
En fin, esto se hacía en la antigüedad y en Babilonia, la famosa ciudad de los jardines colgantes, tan próspera y tan rica ella..
Joaquín
Templo de Afrodita, en Babilonia


Me recuerda el baile de mi pueblo tenías que bailar si o si con el que te sacará a bailar el día de los Quintos y si no te plantaban a la calle...no es igual que tu relato pero también era una imposición
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