Yo sé que no hace falta que llueva, pero llueve.
Y recuerdo una tarde maravillosa y breve,
que fue maravillosa porque llovía así...
Y es tan triste, tan triste, la lluvia en mi ventana,
que casi me pregunto, dulce amiga lejana,
si no estará lloviendo para que piense en ti.
--J. A. Buesa--
El cuerpo del fuentecanteño Antonio Casado fue encontrado sin vida en la fría mañana de febrero. La escarcha de la madrugada cubría su cuerpo inerte. Lo buscaban desde hacía dos días
El lugar donde se encontró el cadáver está situado a las afueras del pueblo. Se trata de un descampado en el cerro conocido como El Calvario, lugar de huertas y punto final de las procesiones del "Vía Crucis" del viernes santo. Un labrador que pasaba por la zona camino de sus tierras en el Cerro Gordo casi tropezó con el muerto; inmediatamente dio la voz de alarma.
La familia de Antonio Casado llevaba dos días buscándole. Su mujer, María Guerrero, muy conocida en la calle Carrera por todos los vecinos, estaba ya desesperada; se temía lo peor. A todo el mundo le había dicho que su marido no tenía enemigos y no se explicaba su desaparición.
En cuanto se supo lo del hallazgo se personó la autoridad judicial en el lugar, que enseguida ordenó llevar el cuerpo de Antonio a su casa. No se le hizo la autopsia por estar claro la manera de morir; a golpes. El que le asestaron en la sien izquierda fue mortal por necesidad; el asesino se había ensañado bien con él
La noticia de la muerte de Antonio corrió como la pólvora por Fuente de Cantos. Todos se hacían las mismas preguntas, ¿Por qué? ¿Qué móvil hubo? ¿Quién pudo haber sido? . Nunca se supo. Se buscó, se interrogó a amigos, a familiares, a vecinos, pero nada.
Al ser de clase humilde, Antonio Casado fue enterrado de manera piadosa en los alrededores de la Parroquia y no en su interior como los más pudientes. Las campanas de la flamante Torre, recién inaugurada, tañeron a muerto toda la mañana. Su familia quedó desolada.
Por cierto, se trata de una historia real ocurrida en 1804. Posiblemente la noticia apareció así tal cual, en el periódico local de entonces, "El diario de Fuente de Cantos".
El Calvario era, cuando asesinaron a Antonio Casado, una zona de huertas a las afueras del pueblo, un descampado a medio kilómetro del Altozano.
Joaquín
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