Hoy me
mira la luna
blanca y
desmesurada.
Es la misma de
anoche,
la misma de mañana.
Pero
es otra, que nunca
fue tan grande y
tan pálida.
Tiemblo como las
luces
tiemblan sobre las
aguas.
Tiemblo como en los
ojos
suelen temblar las lágrimas.
Mi
alma ¿gato nocturno?
sobre
la luna salta.
Va por los cielos
largos
triste y acurrucada.
Va
por los cielos largos
sobre la luna
blanca.
--Alfonsina Storni--
Mirad lo que he leído:
La piel es nuestro mayor órgano, mantiene nuestras tripas y otras vísceras desagradables de ver fuera del alcance de la vista. Nos proporciona el sentido del tacto, brindándonos placer, calor, y casi todo los que nos hace vitales. Mide unos dos metros cuadrados y pesa entre cinco y siete kilos, dependiendo de la estatura del individuo.
Y de sobra sabéis que la piel está formada por una capa interna llamada dermis y una externa, epidermis. Bien, pues la epidermis está hecha exclusivamente por células muertas. Así que, resulta una idea fascinante que aquello que nos hace bellos y encantadores esté muerto.
Por cierto, esas células externas de la epidermis se remplazan cada mes. Y es que, perdemos piel de manera copiosa, unos 25.000 copos cada minuto; esto supone medio kilo de polvo al año.
La dermis, por el contrario, contiene una serie de receptores que nos mantienen en contacto con el mundo. Ellos son los que detectan el calor, la humedad y el más ligero y sensible roce, por eso son más abundantes en las zonas erógenas y otras áreas sensitivas como en la yema de los dedos, los labios, la lengua, el clítoris, el pene o los pezones femeninos.
En fin
Joaquín
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