Ideas sin palabras,
palabras sin sentido,
cadencias que no tienen
ni ritmo ni compás.
Memorias y deseos
de cosas que no existen;
accesos de alegría,
impulsos de llorar.
Murmullo que en el alma
se eleva y va creciendo
como volcán que sordo
anuncia que va arder.
--Bécquer--
¿Dónde reside el alma humana?, se preguntaba un conocido filósofo. La pregunta del millón, porque alardeamos de tener un alma que nos identifica como seres extraordinarios y nos aleja de los animales que, en teoría, no deberían tenerla, pero, entonces, ¿Dónde se esconde?..
Desde luego, la mente y los pensamientos no tiene nada que ver con al alma, o sí.. bueno, no sé.. Siempre se ha dicho que el alma es algo inmaterial, incorpóreo, abstracto, espiritual, pero que no se sabe dónde está. Y es curioso porque llevamos siglos de adelantos médicos, de disecciones orgánicas humanas, y nada, no aparece; sabemos del hígado, de los riñones, del cerebro etc. pero del alma ni mu..
El rechazo de gran parte de la humanidad pensante a la teoría de la evolución de Darwin, es precisamente por no reconocer que procedemos de un mono porque, ¡¡como estos no tienen alma!!
Decía René Descartes, el gran filosofo francés, que el alma se alojaría en la glándula pineal, una parte del cerebro, y que los animales, al no tenerla, no sienten ni anhelan, que sólo son autómatas parecidos a las maquinas o robots. Si le pegamos a un perro se encoge y aúlla de manera automática, pero no siente dolor, aseguraba.. ¡Uy!, si pillan los animalistas al bueno de René, ahora, lo crucifican..
En fin, no sé, el asunto es que, según la Biblia y Platón, el alma es inmortal, nunca muere. Al contrario que el cuerpo, que se corrompe, pero sólo esto último tenemos claro.
Joaquín
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