Ámalo todo, bebe de las rosas,
como la abeja, el zumo y la dulzura,
entrégate a la gracia de las cosas,
la vida, como el arte, es la ternura.
--Ricardo León--
Ramera, prostituta, fulana, furcia, zorra, meretriz, hetaira, buscona, mujer pública, todo esto y más son apelativos “cariñosos” que le dedicamos a las mujeres que ejercen la prostitución. Señal de la importancia del asunto.
Por cierto, ¿sabéis el equivalente masculino de prostituta? Pues me temo que no. He mirado en el diccionario y apenas he encontrado: gigoló, chapero o pinguero, lo que da una idea de la desproporción.
La primera prostituta fuentecanteña (que se sepa) vino de fuera, de Los Santos de Maimona, Isabel Mancera, se llamaba la joven. Ejerció Isabel su oficio de manera regular satisfaciendo los aprietos sexuales de algunos mozos del pueblo durante la década final del siglo XVI.
Supongo que las pudorosas autoridades de entonces, eclesiásticas y civiles, viendo la "desfachatez" de Isabel decidieron tomar cartas en el asunto, así que convencieron a un esclavo fuentecanteño para que concertara su boda con Isabel Mancera, así mataban dos pájaros de un tiro, la sacaban a ella del ingrato oficio y el esclavo conseguía su ansiada libertad y, "aquí paz y luego gloria"..
Claro que el esclavo tenía dueño, que no era otro que el prócer fuentecanteño Pedro García del Corro, de familia noble y rancio abolengo. Accedió el ricacho a darle libertad al mozo.
Y ¿sabéis otra cosa? Ese Pedro García del Corro fue en su día padrino de nuestro pintor Francisco de Zurbarán y de su hermano Agustín.
El mundo es un pañuelo..
Mañana más.
Joaquín
Sigue por favor comentando la historia me he quedado a medias
ResponderEliminarMe gusta la historia de isabel