lunes, 13 de marzo de 2023

El consultorio de Elena Francis se escuchaba en Fuente de Cantos

                                                                                     

  


Madre: en este coloquio feliz de mi regreso
dos cielos bendigamos:
la Patria, donde nuestro corazón está preso;
la Madre, que es la patria que primero habitamos.

--Andrés E. Blanco--



¿Sufrís un desengaño amoroso? ¿Padecéis un bajonazo sentimental?. O todo lo contrario, estáis exultantes por la llegada de un nuevo e inesperado amor. Bueno, si es así, tenéis un lugar donde podéis desahogaros de las cuitas del corazón. Existe ese lugar y está en Italia, en Verona exactamente. Allí escucharán con agrado vuestras desventuras amatorias.

Cartas a Julieta”, Verona, Italia (la ciudad de Romeo y Julieta), ésta es la dirección, así de simple. Escribidle pidiendo consejo o simplemente por consolar vuestro maltrecho corazón. Os prometen contestar a todos, sea el idioma que sea, a pesar de las más de 40.000 cartas al año que reciben.

Acordaos que, para estos menesteres, en España teníamos el añorado “Consultorio de Elena Francis”, de grato y ñoño recuerdo. Os confieso que yo no me perdía la media hora que duraba este evento radiofónico, incluso esperaba, ¡ya veis qué tontería,! que alguna chica escribiera sufriendo por mi.  Más de un millón de cartas llegaron a recibir los productores de este programa.

En fin, podéis pensar y con razón, en la cursilada de estos atrevimientos. No obstante, peor es la costumbre de ahora, sí esa de colocar candados en los puentes y cancelas de las ciudades importantes, que es lo que hacen los amantes de medio mundo para exteriorizar su felicidad amorosa, los puentes de París sobre el Sena están llenos.

Por cierto, lanzo una idea: propongo la verja del Pretín, en la calle Zorrilla, como lugar donde colocar los candados en Fuente de Cantos. Los amantes fuentecanteños ya tienen un sitio donde simbolizar su amor eterno. (espero que no lea esto ningún vecino 😨😨😨)

Joaquín

                                                                           

                        Pretil de la calle Zorrilla, ¿Os lo imagináis lleno de candados?







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