La vida infeliz de una niña fuentecanteña

                                                                                             

Cuando tú te quedes muda,
cuando yo me quede ciego,
nos quedarán las manos
y el silencio.

Cuando tú te pongas vieja,
cuando yo me ponga viejo,
nos quedarán los labios
y el silencio.

--Andrés E. Blanco--

No tuvo suerte la pobre niña fuentecanteña, María del Carmen Dorotea, a pesar de su pomposo nombre de infanta de España. No, no la tuvo, aunque ella nunca fue consciente de su desgracia. De haber podido alcanzar conciencia, tendría motivos suficientes para lamentarse de su mala suerte.

Nació María del Carmen Dorotea como nacían todos los niños pobres en aquellos tiempos, en pésimas condiciones, y es lo único que pudiera agradecer a la providencia, haber nacido, por lo demás, pura calamidad.

María del Carmen Dorotea no pudo ser atendida por su madre, lo más sagrado que un hijo espera de la vida. Al nacer, tuvo esta que abandonarla en la puerta de la Parroquia esperando que alguien se apiadara de ella y la adoptara. Y ni aún así tuvo un ápice de suerte la pobre niña, murió pronto de unas fiebres, posiblemente tifus..

¿Y sabéis en qué fue especial y única, María del Carmen? Os lo digo: ¡¡En su muerte!!. Su nombre se menciona sólo por su lugar de enterramiento: ¡¡Fue la primera fuentecanteña en ser sepultada cristianamente extramuros de la Parroquia, en 1820!!.

Como sabéis, hasta final del siglo XVIII el lugar de enterramiento del pueblo, además de en las ermitas, era el interior de Parroquia. A partir de 1785 se comenzó a pavimentar el suelo, que había estado de tierra, y se acondicionó un cementerio en los alrededores del templo. María del Carmen Dorotea, la pobre niña expósita, fue la primera en enterrarse en ese nuevo lugar..

No sé si María del Carmen estará en el cielo; según la iglesia católica sí, puesto que, al menos fue bautizada. La pobre no tuvo tiempo ni oportunidad de hacer méritos para ello.

Por cierto...

Os recuerdo que la Parroquia es un inmenso cementerio cubierto. Si algún día necesitara la ciencia buscar el primer ADN fuentecanteño, tendría que apartar alguna loseta y escarbar desde al Altar hasta el Baptisterio, allí permanecen miles de restos de nuestros primeros antepasados.  

Joaquín

Abajo, fotos de los posibles lugares donde estuvo el cementerio extramuros de la Parroquia.