Madre:
esta noche se nos muere un año.
En
esta ciudad grande, todos están de fiesta;
zambombas,
serenatas, gritos, ¡ah, cómo gritan!;
claro,
como todos tienen su madre cerca...
¡Yo
estoy tan solo, madre,
tan solo!;
pero miento, que ojalá lo estuviera;
estoy
con tu recuerdo, y el recuerdo es un año
pasado
que se queda.
--Andrés E. Blanco--
María Bernáldez, esposa de Félix Rubio, murió aquella tarde de unas diarreas nunca vistas en Fuente de Cantos, ¡pobre mujer!. Su marido y sus hijos quedaron consternados. Todo fue de repente, instantáneo. Y el caso es que, hasta dos días antes había gozado de buena salud, por eso la familia no se explicaba el fatal desenlace.
Félix, el marido, se acercó al juzgado a informar de la desgracia, y luego pensaba pasarse por la parroquia para concertar el día y la hora del entierro. Lo hizo y, al volver a su casa se encontró con dos guardias y algunas autoridades del pueblo que enseguida le explicaron que a María había que llevarla inmediatamente al cementerio de San Juan y enterrarla lo más rápido posible. Acongojado preguntó el porqué...
--María, tu mujer, ha muerto de cólera—susurro al oído el secretario del ayuntamiento para que nadie lo oyera.
--¡Dios santo!—exclamó Félix absolutamente abatido.
De poco sirvió la discreción, al día siguiente murió en la cárcel de la calle Olmo, donde estaba preso, Miguel Pérez, un ladronduelo de Bienvenida, también afectado por unas terribles diarreas. Rápidamente fue llevado a la capilla del cementerio y enterrado con un simple responso. Y luego murió otro, y después otro, y otro... y Fuente de Cantos se aterrorizó. Corría el mes de septiembre de 1865.
Sí, amigos, 1865 fue uno de los peores años de la historia de Fuente de Cantos, el cólera había entrado vía Sevilla y se había expandido por el pueblo a través de las aguas fecales.
El Caño fue el barrio más afectado por la epidemia, así como las calles Valencia (con veinte vecinos fallecidos) y Carrera (con veintitrés). En total murieron, entre los meses de septiembre y octubre, doscientos fuentecanteños de todas las edades y condición, incluidos cincuenta y tres niños y niñas menores de diez años.
En fin, si eso no fue el apocalipsis, que baje Dios y lo vea.
Joaquín
calle Carrera
calle Carrera
calle Carrera
calle Valencia
calle Valencia
San Juan, explanada donde estuvo el cementerio y ermita (antigua capilla del camposanto)
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