Amiga...
Todavía recuerdo la
noche que lloraste
porque te amenacé
con romper lo nuestro. Tú ignorabas que
yo iba de farol.
Fue el día más feliz de mi vida; llorabas por mi.
Tiempo después me
dejaste tú y yo no lloré.
Pero ésas lágrimas que entonces no
derramé;
quizás por
fingida dignidad, te las cobraste
luego con creces.
Aún brotan a chorros de mi corazón..
--Joaquín--
Uno de los efectos
colaterales que este mal bicho de virus ha sido capaz de urdir en
algunos enfermos es desconcertante, les ha descoloreado la piel.
Supongo que muchos habrán visto las imágenes de al menos dos orientales que al final de su convalecencia
acabaron con la piel negra, cuando eran de piel blanca. Dicen que es
debido al grado de fatiga que el virus impone al cuerpo y sus
defensas; hasta el punto de alterar seriamente el comportamiento de
las glándulas que producen la melanina, responsable de nuestro color
natural de piel. Es increíble el estropicio orgánico que estos
tipejos de virus pueden llegar a producir en nuestro cuerpo..
La melanina es la responsable de dar a la piel esos colores tan vistosos y variados
que tenemos los humanos, y los animales; incluso a las plumas de los
pájaros y a las escamas de los peces. También da color a nuestros
cabellos. Por eso a medida que envejecemos y la producción de esta
hormona disminuye, el cabello se pone gris y la piel ajada..
El color de la piel
ha sido una excusa histórica para menospreciar a millones de
personas que han vivido esclavizados por tenerla oscura, cuando esto
es una memez; es lo que menos nos diferencia unos a otros. Puestos
a buscar desigualdades entre razas humanas, las habría mucho mayores
en el tipo de cráneo o el factor de la sangre.
La coloración de la piel es una simple defensa natural que nos proporciona la evolución para resguardecernos de los rayos solares. O todo lo contrario, predisponernos a asimilar más vitamina D en lugares escasos de sol. Por cierto, se acaba de descubrir que en poco más de 3.000 años un negro que se fuera a Suecia se volvería blanco. Antes se pensaba que se necesitaban al menos unos 10.000 años para esa adaptación.
La coloración de la piel es una simple defensa natural que nos proporciona la evolución para resguardecernos de los rayos solares. O todo lo contrario, predisponernos a asimilar más vitamina D en lugares escasos de sol. Por cierto, se acaba de descubrir que en poco más de 3.000 años un negro que se fuera a Suecia se volvería blanco. Antes se pensaba que se necesitaban al menos unos 10.000 años para esa adaptación.
Supongo que saben que
la piel es nuestro mayor órgano. Mantiene nuestras tripas y otras
visceras desagradables de ver fuera del alcance de la vista. Nos
proporciona el sentido del tacto, brindándonos placer, calor, y casi
todo los que nos hace vitales. Mide unos dos metros cuadrados y
pesa entre cinco y siete kilos, dependiendo de la estatura del
individuo. A diferencia del riñón o el corazón la
piel nunca falla; nuestras costuras no revientan ni tenemos fugas..
La piel está formada
por una capa interna llamada dermis y una externa, epidermis. La
epidermis está formada exclusivamente por células muertas. Resulta
una idea fascinante que aquello que nos hace bellos y encantadores
esté muerto. Allí donde el cuerpo se encuentra con el aire,
todos somos cadáveres. Esas células externas de piel se remplazan
cada mes. Perdemos piel de manera copiosa, unos 25.000 copos cada
minuto; esto supone medio kilo de polvo al año.
La dermis contiene
una serie de receptores que nos mantienen en contacto con el mundo;
se llaman corpúsculos de Meissner. Ellos son los que detectan el
calor, la humedad y el más ligero y sensible roce, por eso son más
abundantes en las zonas erógenas y otras áreas sensitivas como en
la yema de los dedos, los labios, la lengua, el clítoris, el pene
o los pezones femeninos. Parece ser que las mujeres tienen más
desarrollada la sensibilidad táctica de los dedos, pero quizás sea
porque al ser más pequeñas las manos tienen la red de sensores más
densa. Una cosa interesante del tacto es que el cerebro no solo nos
dice qué sensación nos produce algo, sino qué sensación no
debería producir. En fin, mágico..
Joaquín
No hay comentarios:
Publicar un comentario