Eso es todo. He vivido.
La vida que me queda puede tener dos caras,
igual que una moneda: una que es de oro puro,
la cara del pasado, y otra la del presente,
que es de plomo dorado.
--José A. Buesa--
Qué suerte tenemos los que padecemos males corrientes. Sí, de una suerte inmensa gozamos los que sólo sufrimos jaquecas, artrosis, gastritis, úlceras de duodeno, almorranas, reumas, incluso hipertensión ¡Buah, pecata minuta!. Lo digo porque seguramente estaremos libres de padecer el Síndrome de Riddoch.
¿Qué qué es el Síndrome de Riddoch? Pues es la reostia, con perdón. Los desgraciados que lo padecen no pueden ver los objetos, a no ser que estén en movimiento. Es decir, pueden ver la coleta de su hija moviéndose, pero no ve a su hija; incluso ver el humo de su cafetera, pero no la cafetera.
Creanme, los tullidos como yo, los que apenas sufrimos enfermedades corrientes seguimos con suerte, porque tampoco tendremos el Síndrome de Kluver-Bucy, una enfermedad rarísima. El enfermo de esta dolencia desarrolla un deseo irrefrenable de comer y fornicar para desesperación de sus seres queridos Es culpa de un defecto en la amígdala cerebral. En su ansia y desesperación se llegan a comer incluso objetos no alimenticios, cucharillas, mondadientes etc. etc.
Pronto es el día de las enfermedades raras (hay más de seis mil) y, perdóneseme la reiteración, pero sus rarezas son extraordinarias y de todo tipo.
Me estaba acordando de otra, del Síndrome Antón-Babinski, terrible enfermedad. Los afectados por este mal se quedan ciegos, pero se niegan a creerlo. Es una ceguera cortical, los pobres simulan que pueden ver e intentan comportarse con normalidad a pesar de la evidencia de su enfermedad..
No os quiero cansar ni asustar, pero quizás sea más inquietante el llamado Delirio de Cotard y, a fe mía, que no me gustaría padecerlo. Los aquejados con este trastorno mental creen estar muertos y sufriendo, por tanto, la putrefacción de sus órganos; o de no existir, y no hay manera de convencerlos de lo contrario..
En fin, sería bueno pensar cuando desesperamos por asuntos que nos puedan parecer insoportables, la cantidad de gente que malviven en éste ingrato mundo cargando con enfermedades olvidadas e insoportables.
Joaquín
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