miércoles, 8 de abril de 2020

La intensidad del dolor

                                                                                  


Existen dos maneras de sentir dolor, una es emocional; un sentimiento intenso de pena o tristeza que experimentamos por motivos anímicos, la muerte de un familiar muy querido sería el ejemplo más crudo. El otro es el dolor físico, a menudo también muy duro. 

El dolor físico resulta extraño y problemático. Aunque nada hay en nuestra vida tan necesario. No olvidemos que es una advertencia de que algo va mal. Lo malo es cuando el dolor persiste y se hace crónico sin ningún motivo aparente. 

Por cierto, no existe un baremo exacto y universal para medir la intensidad del dolor, cada persona lo siente de una manera diferente. No obstante, en 1971 se inventó una tabla (un poco cutre todo hay que decirlo) para calibrar el grado de dolor. 

Ese rudimentario método consistía en presentarle al paciente setenta y ocho palabras (sinónimos) para que él mismo señalara cuál de ellas se ajustaba más a su dolor. Los términos iban desde: soportable, pesado, intenso, fastidioso, exasperante, irritante, irresistible, temible, intolerable, insoportable, espantoso, etcétera, etcétera, y así hasta setenta y ocho.. ¿Os imagináis al enfermo cavilando cuál de los setenta y ocho es el suyo? 😅😅😅

En fin..

Joaquín.









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