martes, 28 de abril de 2020

Mientras esperamos el amanecer..



Amiga..
Si alguna vez pudiera decirte
que he nacido para quererte,
posiblemente reirías a carcajadas.
Tal vez, pero así son las cosas.
He conocido a muchas que quizás
me hubieran hecho feliz;
lo notaba en sus miradas.
Sin embargo te elegí a ti
que apenas sabes que existo..
--Joaquín--

Parece mentira pero es cierto; en plena era de la ciencia, de la tecnología más avanzada, del diseño inteligente, de la búsqueda de la inmortalidad, y aquí estamos todos, encerrados y acojonados porque un bichito diminuto y promiscuo se ha propuesto poner al mundo de rodillas.
Es verdad que al final le venceremos somos muchos y mejores que él. Sin embargo, sírvanos éste trágico aviso para futuros contratiempos parecidos (que vendrán, seguro) y para hacernos un poco más humildes, que quizás nos lo teníamos muy creídos.
Pero de todo, lo que más sorprende es su carácter universal. No hay país que esté a salvo. Sepan que esto es la primera vez que ocurre en el planeta, por lo tanto estamos viviendo tiempos históricos. Y yo que pensé irme de este mundo sin ver ningún dramático-macro-acontecimiento-mundial, y mira por donde. Y es que todas las generaciones anteriores a las nuestras han vivido y padecido en sus carnes, y bolsillos, algunas trágicas circunstancias de carácter global, y ya nos tocaba algo. ¡No nos íbamos a ir de rositas, claro!..
Jamás el mundo, y sobre todo nuestro país, había vivido tantos años sin guerras importantes. Si ha habido terrorismo global, sí crisis económicas, y alguna hambruna y epidemia, pero siempre en lugares muy localizados. Claro, que ésta desgracia tal vez nos haga a todos acrecentar el sentido de hermandad y pertenencia a un mundo y a una misma especie; única y muy frágil, por cierto. 
Éste calamitoso asunto ha permitido que todos nos comprendemos más a todos, y todos esperemos ansiosos que en algún lugar del globo surja la vacuna que nos vaya a liberar. Por cierto, ya ha dicho Bill Gates (el millonario propietario de Microsoft) que él se hace cargo de la factura de dicha vacuna, con la loable condición, eso sí, de que llegue a todos y cada uno de los habitantes de este sufrido planeta. Espero que a ningún bisoño politiquillo gobernante se le ocurra decir que no lo acepta, que eso lo paga el estado.
Decía que lo que más me asombra era la globalidad mundial de la pandemia, y es que alucino cuando veo en las imágenes de Nueva York desvalido y vacío las mismas que las de Londres, Paris o Madrid. Jamás la ciudad de los rascacielos vio, desde que existe, el silencio de sus calles, ni aún cuando lo de las Torres Gemelas
Por cierto, no me acaba de convencer la ñoñez que mostramos todos abarrotando las redes sociales con tanto mensaje de amor, concordia y canciones de resistencia, reclamo más medios a los sanitarios y menos melindre. Aquí estamos todos en el mismo barco y si se hunde nos hundimos todos.. No imagino yo a los alemanes, ingleses o franceses con semejantes mojigatería. Y perdóneme, no quiero ofender a nadie, pero es que nos hemos criado entre algodones, y luego pasa lo que pasa..
Joaquín



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