Amiga..
Si alguna vez
pudiera decirte
que he nacido para
quererte,
posiblemente
reirías a carcajadas.
Tal vez, pero así
son las cosas.
He conocido a
muchas que quizás
me hubieran hecho
feliz;
lo notaba en sus
miradas.
Sin embargo te
elegí a ti
que apenas sabes
que existo..
--Joaquín--
Parece mentira pero
es cierto; en plena era de la ciencia, de la tecnología más
avanzada, del diseño inteligente, de la búsqueda de la
inmortalidad, y aquí estamos todos, encerrados y acojonados porque
un bichito diminuto y promiscuo se ha propuesto poner al mundo de
rodillas.
Es verdad que al
final le venceremos somos muchos y mejores que él. Sin embargo,
sírvanos éste trágico aviso para futuros contratiempos parecidos
(que vendrán, seguro) y para hacernos un poco más humildes, que
quizás nos lo teníamos muy creídos.
Pero de todo, lo que
más sorprende es su carácter universal. No hay país que esté a
salvo. Sepan que esto es la primera vez que ocurre en el planeta, por
lo tanto estamos viviendo tiempos históricos. Y yo que pensé irme
de este mundo sin ver ningún dramático-macro-acontecimiento-mundial,
y mira por donde. Y es que todas las generaciones anteriores a las
nuestras han vivido y padecido en sus carnes, y bolsillos, algunas
trágicas circunstancias de carácter global, y ya nos tocaba algo.
¡No nos íbamos a ir de rositas, claro!..
Jamás el mundo, y
sobre todo nuestro país, había vivido tantos años sin guerras
importantes. Si ha habido terrorismo global, sí crisis económicas,
y alguna hambruna y epidemia, pero siempre en lugares muy
localizados. Claro, que ésta desgracia tal vez nos haga a todos acrecentar el
sentido de hermandad y pertenencia a un mundo y a una misma especie; única y muy frágil, por cierto.
Éste calamitoso asunto ha permitido que todos nos
comprendemos más a todos, y todos esperemos ansiosos que en algún
lugar del globo surja la vacuna que nos vaya a liberar. Por cierto,
ya ha dicho Bill Gates (el millonario propietario de
Microsoft) que él se hace cargo de la factura de dicha
vacuna, con la loable condición, eso sí, de que llegue a todos y
cada uno de los habitantes de este sufrido planeta. Espero que a
ningún bisoño politiquillo gobernante se le ocurra decir que no lo
acepta, que eso lo paga el estado.
Decía que lo que más
me asombra era la globalidad mundial de la pandemia, y es que alucino
cuando veo en las imágenes de Nueva York desvalido y vacío las mismas
que las de Londres, Paris o Madrid. Jamás la
ciudad de los rascacielos vio, desde que existe, el silencio de sus
calles, ni aún cuando lo de las Torres Gemelas.
Por cierto,
no me acaba de convencer la ñoñez que mostramos todos abarrotando
las redes sociales con tanto mensaje de amor, concordia y canciones
de resistencia, reclamo más medios a los sanitarios y menos
melindre. Aquí estamos todos en el mismo barco y si se hunde nos hundimos todos.. No imagino yo a los alemanes, ingleses o franceses con
semejantes mojigatería. Y perdóneme, no quiero ofender a nadie,
pero es que nos hemos criado entre algodones, y luego pasa lo que
pasa..
Joaquín
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