Amiga...
No sé si alguna
vez se te ha ocurrido pensar en mi.
Yo si sueño
con volver verte.
Desde que no sé de
ti algo ha cambiado
en mi vida; sin
duda a peor.
De repente
encontré la realidad y te juro
que no me gusta lo
que he hallado...
A veces fantaseo
que estás conmigo
y vuela mi
imaginación al infinito;
eso me permite
aguantar la angustia.
Otras veces me
creo que eres tú la que me llamas
y cojo rápido el
teléfono esperando oír tu voz
vacilante al otro
lado suplicándome que vuelva,
que no puedes más.
Incluso imagino
verte desde mi ventana esperándome,
inquieta y ansiosa
por verme aparecer.
Pero enseguida se
me hace real el pasaje,
y ante tu ausencia
vuelvo, anímicamente vacío,
a mis quehaceres.
--Joaquín--
Y escogió esta
profesión porque sabia que no era para toda la vida, sino
para toda la muerte. Así acababa el articulo del periodista
Méndez Vigo que apareció en un diario de tirada nacional el 17 de
abril de 1973. Iba dedicado a la muerte de un tal Nino Bravo.
Sí, tal día como
ayer, pero de 1973, fallecía en un accidente de trafico, Nino Bravo.
Fue en la carretera Nacional III, a la altura del pueblo de
Villarubio, en la provincia de Cuenca. Luis Manuel Ferry Llopis, que
así se llamaba realmente, sólo tenía 28 años y empezaba a ser el
ídolo de masas que luego y de manera póstuma fue. Venia de su
Valencia natal de participar en unos conciertos y actos
promocionales, acompañado de tres amigos de profesión, y se dirigía
a Madrid a grabar un disco. Un punto negro en la vía, un
despiste y mucha mala suerte, se confabularon para terminar con su
vida cuando más disfrutaba de ella.
Nino Bravo triunfó
en 1969, después de varios fracasos, con la canción Te quiero
te quiero, compuesta por Augusto Algueró. Y eso que ésa
canción ya la habían grabado Carmen Sevilla y Raphael,
y pasado, por cierto, sin pena ni gloria. Fue a partir de ahí cuando su fama
creció como la espuma. Un año más tarde se presentó para la
selección del festival de Eurovisión con Esa será mi casa,
pero quedó en segundo lugar, después de Julio Iglesias y su
Gwendolyne.
Y fueron pasado los
años y editando álbumes; cada uno de ellos mejor que el anterior.
Así vinieron canciones como Noelia, Un beso y una flor,
Mi tierra, etcétera. hasta la apoteosis final con su cuarto y
último álbum, donde incluye la canción Libre, su mayor
exitazo. Después de muerto salió al mercado su disco póstumo que
había grabado poco antes de morir. En él se incluía aquella
canción tan escuchada América, América.
Cinco
meses después del fallecimiento le hicieron un magno concierto de
homenaje en la plaza de toros de Valencia
ante más de 30.000 espectadores. Participaron entre otros, Mari
Trini, Víctor Manuel, Formula
V, Los Mismos, Bruno
Lomas, Mocedades, Juan
Pardo, Julio Iglesias, etc.
etc. Todo lo recaudado fue para su esposa y sus dos hijas; la pequeña
nacida en noviembre de ese mismo año 1973.
Nino Bravo
fue un tipo honesto; encarnaba la sencillez más absoluta que supo
transmitir a su vida profesional y familiar. La prueba de su grandeza
es que aún, después de cuarenta y siete años de su muerte, lo
seguimos queriendo y recordando como si fuera ayer.
Fue
muy querido en España
y especialmente en toda Sudamérica
que le adoraban. Murió trágica y prematuramente como otros
cantantes de aquella época, como su paisano Bruno Lomas
o como Cecilia, en
aquellas infernales carreteras de antaño. Yo me acuerdo perfectamente, y recuerdo, también,nítidamente el día de su
muerte y el impacto que nos causó a todos, a pesar de mi corta edad.
De seguir vivo, Nino Bravo tendría hoy 75 años; aún dos años más joven que Raphael
y que Julio Iglesias,
los otros dos grandes iconos de nuestra canción melódica. Cuántas
canciones, cuántos conciertos, cuántos buenos momentos de placer y
deleite nos perdimos a partir de aquella aciaga mañana del 16 de
abril de 1973; ¡era tan joven!..
Joaquín
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