sábado, 18 de mayo de 2019

Un matrimonio muy extraño; nunca he visto otro igual




Pasarás por mi vida sin saber que pasaste.
Pasarás en silencio por mi amor y, al pasar,
fingiré una sonrisa como un dulce contraste
del dolor de quererte... y jamás lo sabrás. 

--J. A. Buesa--


La vida de Elisabeth no fue un camino de rosas, precisamente. Sufrió la mujer una serie de desgracias personales muy gordas. Bien es verdad que Francisco J. de 23 añitos entonces, se enamoró de ella locamente y ella de él (aunque menos). Eso sí, con el tiempo la cosa se fue enfriando y acabaron distanciados. Pero él nunca dejó de amarla, lo sé.

Recuerdo que ya en la noche de bodas se bañó y perfumó a conciencia para estar apetecible a Francisco J... pero no sé que pasó en el lecho conyugal, que a la mañana siguiente la vieron aparecer con los ojos hinchados y rojos como tomates maduros; señal de haber pasado la noche llorando..

Durante años llevaron una relación muy extraña, tan extraña que, por ejemplo, durante una representación teatral a la que asistieron juntos, él miraba con buenos ojos a la actriz principal, una bella joven llamada Catherine. Bien, pues al día siguiente Elisabeth se presentó en su casa y le preguntó que si quería ser amiga suya y de su marido.. 😦😦😦

Catherine tuvo que pellizcarse para comprobar si era verdad lo que oían sus oídos.. A partir de ese día un carruaje la recogía todas las noches y la llevaba a su residencia para solaz sexual de Francisco J... 

Elisabeth miraba de vez en cuando a través de una mirilla los juegos eróticos que hacían los dos, Catherine y su marido. 😜😜😜

En un viaje a Ginebra, durante el trayecto en barco fluvial entre ésta ciudad y Caux (el único viaje que yo no le acompañé), un joven italiano se acercó Elisabeth, y sin mediar palabra alguna le clavó un puñal cerca del corazón. Murió casi en al acto.. tenía 48 años.. Cuando fue detenido, el asesino confesó que quería matar a algún aristócrata cualquiera y que Elisabeth simplemente se cruzó en su camino..😠😠😠

El cuerpo de Elisabeth es llevado a Viena en tren a las diez de la noche.. Durante el funeral, cuando el sacerdote empieza recitar algunas oraciones, Francisco J. parece perder el dominio sobre si mismo, sus labios convulsionan y su ojos se inundan de lágrimas. Intenta disimular la emoción que le invade, pero todos los presentes nos damos cuenta de su gran sufrimiento.. 😰😰😰

Cuando yo (como mayordomo real) le entrego las llaves del ataúd (costumbre austríaca), Francisco José se arrodilla y abraza la caja, como se abraza el cuerpo de la mujer amada.. Sus labios apenas murmuran..

--Adiós, mi amor.. Adiós Sisi.. 💔💔💔

Joaquín 




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