Si hago caso a mi carta astral, los Capricornio estamos influenciados por Saturno, un planeta chungo, ¡Ay Dios!..
Me dicen mis augurios (según esa carta astral) que soy muy trabajador, de espíritu abierto y con poca suerte; hasta ahí lo cuadra. La cagan cuando me aseguran que soy ambicioso y que a veces me dejo arrastrar por la tacañería.
Y, ¡pasmaos! según el planeta al que debo su influencia, Saturno, todos los subyugados por él somos de aspecto más bien altos, desgarbados, de piel oscura y ojos negros y tristes. ¿Será posible? ¡Pero si soy todo lo contrario!.
Por cierto, supongo que conocéis la diferencia entre Astronomía y Astrología.
Por si os liais:
Astronomía es la ciencia que estudia el universo y sus cuerpos celestes; digamos que es la seria. Los astrónomos, pues, serían los tipos que estudian los planetas y las galaxias, los que predicen los eclipses, nos hablan del Big Bang y descubren nuevas estrellas...
¿Y la Astrología? ¡Buah, todo lo contrario!, especula con el poder de atracción de los planetas, con la disposición de algunas estrellas en el cosmos y su influencia sobre los seres humanos.. ¡Vamos, nada serio!..
Dentro de la Astrología están los despabilados o adivinos, que dicen ser astrólogos y que viven de engatusar a incautos, también llamados primos o lilas..
Según afirman los Astrólogos (ellos mismos), sus métodos están basados en datos pseudocientíficos, y que tienen en cuenta la posición de los planetas a la hora del nacimiento de la persona.
Una vez hecho el horóscopo (que es la representación gráfica de las posiciones de los planetas en un momento determinado) el cliente o pringao conocerá (a través del avispao adivino) el momento más idóneo para realizar la tarea que él considera importante en su vida.
En fin, ni se os ocurra dejaros engatusar por estos sacacuartos.
Joaquín Yerga
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