Andaba
Pedro de Portugal presuroso por conocer a Constanza de Castilla, la
mujer con la que se había casado por poderes. La abrazó, pues, con cariño
nada más verla por primera vez. Tras el abrazo llegó un tímido
beso indagador. Después fue saludando uno a uno a todo el cortejo
que había acompañado a Constanza desde Castilla. Y le llegó el
turno a Inés, la doncella de Constanza, y...
¡Oh!,
sus ojos se posaron en los suyos cuando esta levantó la cabeza tras
la reverencia.. Fue impactante. ¡¡Ni Constanza ni leches, se
enamoró de Inés en ese mismo instante!!
Pedro
estaba destinado a ser rey cuando muriera su padre, y le habían
hecho casar con Constanza, joven, bella, pero de salud delicada.. Su
matrimonio con Constanza fue un amor a tres bandas, hay que
reconocerlo. Ella llegó a saber de lo suyo con Inés, pero era tan
buena y comprensiva que los dejó hacer..
Y
murió Constanza muy joven aún, pobrecilla. Pedro e Inés la
lloraron de veras, sin embargo ambos sabían que se les allanaba el
camino. Pero una cosa os digo, Inés había sido hija muy querida,
pero ilegítima. Su padre la tuvo de unos amores furtivos de
juventud, y eso estaba muy mal visto en aquella corte portuguesa. Por
eso sobrevino la tragedia..
El
rey (el padre de Pedro) llevó la formalidad y el protocolo hasta
extremos muy crueles. Seguramente mal aconsejado, ordenó asesinar a
Inés y volver a casar a su hijo Pedro con una heredera legítima. Y
un fatídico día, 7 de enero de 1355 para más señas, Pedro se
despidió de Inés; se besaron con pasión esperando volver a verse
al anochecer.. Pero al regreso a palacio se encontró con la terrible
noticia, ¡Inés había muerto! ¡La habían asesinado!.. Casi se
vuelve loco..
Dos
meses más tarde muere su padre y Pedro es coronado rey.. Enseguida
mandó detener y ejecutar a los tres lacayos que habían asesinado a
su amada. Después ordenó que exhumaran el cadáver de Inés y con
galas de coronación, incluidas joyas y ricas vestimentas, la sentó
en el trono, a su lado. Vasijas exhalando perfumes para mitigar el
hediondo olor que desprendía, la pobre muerta, rodeaban su cuerpo..
Un velo cubría la cara desfigurada de la que un día fue bella..
Nobles, hidalgos, infantes, damas de la corte, lacayos, obispos y
demás personajes de poder, fueron obligados a desfilar uno a uno
delante del cadáver de Inés.. ¡¡LA HIZO CORONAR REINA DESPUÉS DE
LLEVAR DOS MESES MUERTA!!
Cuando
falleció Pedro, el pueblo portugués, conmovido por la historia de
amor, erigió dos tumbas en el monasterio de Alcobaza, cerca de
Lisboa: una para su adorada Inés de Castro y otra para él, Pedro de
Portugal. Las dos están frente a frente, de forma tal que, cuando
acontezca la resurrección, la primera imagen que vean sus ojos sea
la de su amada..
Joaquín
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