Decía Rubalcaba...
Recuerde
el alma dormida
avive
el seso y despierte
contemplando
cómo
se pasa la vida,
cómo
se viene la muerte
tan
callando:
cuán
presto se va el placer,
cómo
después de acordado
da
dolor,
cómo
a nuestro parecer
cualquier
tiempo pasado
fue
mejor..
(Jorge
Manrique)
¡Dios
mio, qué solos se quedan los muertos!.. reflexionaba Bécquer en sus
maravillosos versos..
Aún
tendremos días de recuerdos, de protocolo, de cámaras de televisión
y muchos, muchos periodistas.. Aparecerán biografías suyas por
doquier, fotos de cualquier época y compostura, algunos ensalzarán
su vida y obra... todos sabremos de él y su pasado, pero llegará
mañana, y entonces volveremos a olvidarlo.. pero antes..
Decía
el propio Rubalcaba que en España enterramos muy bien. Se
refería a que una vez fallecido el personaje lo ensalzamos
con entusiasmo y delirio. Rápidamente olvidamos todo lo bueno y lo malo que haya
hecho en vida, le perdonamos absolutamente todo y nos quedamos sólo
con su carisma de hombre ilustre. Imagino que si pudiera ver su
propio entierro corroboraría sus palabras punto por punto..
Sin
ánimo de comparar, hicimos lo mismo con Adolfo Suárez.. Éste
fue, quizás, el político más importante que hemos tenido en el
siglo XX en nuestro país. Gracias a él y a otros muchos, entre
ellos Rubalcaba, en España hemos podido disfrutar de cuarenta años
de paz y prosperidad, y sentado los cimientos democráticos para
otros cuarenta, como nunca jamás habíamos tenido en nuestra
historia, y sin embargo fue olvidado, ninguneado y hasta vilipendiado
durante los últimos años de su vida.. Eso sí, a su muerte
enseguida desplegamos toda nuestra parafernalia fúnebre y lo
enterramos como “Hombre de Estado”.. A Alfredo Pérez Rubalcaba,
con su luces y sus sombras, reiteramos nuestro triste proceder, ya
casi lo habíamos olvidado, pero se murió...
Ésta
noche en el Congreso (nuestra casa colectiva) y en el salón de los
“Pasos Perdidos” fue expuesto y velado por amigos y
compañeros el cadáver de un hombre que lo fue todo y lo tuvo todo,
en las más altas esferas del poder.. Fue un tipo consistente, de los
de carisma, muy capaz de apreciar los grandes asuntos básicos del
estado y pactar acuerdos con sus más afanados adversarios en aras del
bien de España; dudo que los bisoños dirigentes políticos que se
nos aparecen por el horizonte puedan siquiera emular su
responsabilidad y sensatez..
Pero
pasarán las pompas fúnebres, y los días, y nadie visitará su
tumba, sólo sus allegados desfilarán un tiempo haciéndose mil
preguntas sobre su pronta muerte.. Triste vida la nuestra que en
soplo se esfuma todo lo que somos y aparentamos.. De cuán frágiles
ladrillos estamos hechos que un santiamén no valemos nada..
Nosotros, que nos creemos inmortales, que abusamos, despreciamos,
hundimos, arruinamos vidas; que nos esforzamos en machacar a los
demás como única manera de sobrevivir suplantando incluso el poder
omnímodo de Dios en nuestra soberbia, resulta que en un fugaz
instante volvemos a lo que fuimos, es decir, a la nada...
Seguía diciendo
Jorge Manrique...
Ved
de cuan poco valor
son
las cosas tras que andamos
y
corremos;
que
en este mundo traidor,
aun
primero que muramos
las
perdemos.
Los
placeres y dulzores
de
esta vida trabajada
que
tenemos,
¿qué
son sino corredores,
y
la muerte es la celada
en
que caemos?
Esto
va por la reflexión que nos hacemos siempre y oímos en boca de
todos cuando muere un conocido.. “No somos nadie”...
Cuesta entender la insustancialidad de la vida y la delgada línea
que nos separa de la nada más absoluta.. En fin, que en paz descanse
Alfredo Pérez Rubalcaba.. ¡Ojala! siga velando por nosotros los
españoles, para que esta nave que llamamos España siga navegando
mucho tiempo con el mismo rumbo que él ayudó a trazar...
Joaquín
Yerga
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