Un tipo raro, raro...
Yo
soy ardiente, yo soy morena,
yo
soy el símbolo de la pasión,
de
ansia de goces mi alma está llena.
¿A
mi me buscas?
No
es a ti, no.
Mi
frente es pálida, mis trenzas de oro:
puedo
brindarte dichas sin fin,
yo
de ternuras guardo un tesoro.
¿A
mi me llamas?
No,
no es a ti.
Yo
soy un sueño, un imposible,
vano
fantasma de niebla y luz;
soy
incorpórea, soy intangible:
no
puedo amarte.
¡Oh
ven, ven tu!
(Bécquer)
Tipos
especiales, curiosos, raros, excéntricos o con un montón más de
adjetivos todos excepcionales, los habrá siempre, incluso a medida
que el mundo progrese en derechos y libertades más todavía pues si
antes, cuando la ley y la religión de su mano eran severísimas los
hubo, imagínense hoy en día, con la permisividad social que
impera...
Me
estaba acordando de tipos raros porque, salvando al que esto escribe
que tampoco debe estar para tirar cohetes, por ejemplo, hubo una vez
un filósofo y matemático italiano del siglo XVI, Girolamo Cardamo,
que no se le ocurrió nada mejor al menda que hacer el horóscopo de
Jesucristo y publicarlo; sí, no es broma, y lo hizo nada menos que
en la peor etapa de represión religiosa. El tipo era un enamorado de
la astrología y seguro que haría la predicción de Cristo con la
mejor de las intenciones, supongo; aunque las autoridades
eclesiásticas y de la inquisición se ve que no pensaron igual y al
pobre lo metieron en “chirona” acusado de brujería ¡A quién se
le ocurre!.. ¡Y es que hay algunos!..
Éste
Girolamo, como debió ser eso que ahora llamamos un friki, predijo su
propia muerte, exactamente para el 21 de septiembre de 1576 (para esa
fecha tendría 75 años) pero viendo que se acercaba el día de su
anunciada defunción y el tío aun gozaba de una salud de hierro
envidiable, pues no se le ocurrió otra cosa que completar un ayuno
completo semanas antes, (se negó a comer) y ¡claro! se cumplió su
profecía, las cascó; el asunto es no quedar mal con nadie.. Qué
pena que por estos lares la gente, sobre todo algún político que
otro, no cumpla con lo prometido...pero en fin, de los “servidores
del pueblo” ya se sabe...
Pero
para tíos raros fíjense en nuestro rey Pedro I, llamado
injustamente “El Cruel”; reinó en el siglo XIV, éste fue el que
mandó construir los Reales Alcázares de Sevilla. Pues bien, siendo
aun príncipe se casó en secreto con una tal Inés de Castro, de la
que estaba profundamente enamorado. Su padre, el rey, temiendo
posibles complicaciones políticas, inventó cargos contra la joven
que fue juzgada, condenada y decapitada. Pero, amigo, no imagino las
consecuencias de ese acto, hubo por ello una guerra civil, y cuando
murió su padre y subió al trono Pedro, lo primero que hizo fue
desenterrar el cadáver de su amada Inés, vestirla con las ropas de
reina, coronarla, y hacer pasar a todos los altos dignatarios delante
de ella besandole la mano y rindiéndole pleitesía. Imaginen el
espectáculo, la moza llevaba muerta ya unos cuantos años. Menos mal
que después se le pasó el enfado, la enterró con todos los honores
de reina y, aquí paz y luego gloria.
Pedro
I tuvo siempre una especial predilección por la ciudad de Sevilla,
que entonces estaba recién conquistada a los moros; la embelleció
con algunos edificios singulares que aun hoy perviven. Por cierto, a
Pedro lo mató su propio hermano en una guerra fratricida en el
castillo manchego de Montiel durante un duelo a espadas. En fin,
tipos raros... pero, bueno, el que esté libre de éste pecado que
tire la primera piedra. Yo no la tiro, desde luego..
Dicho
queda...
Joaquin
Yerga
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