lunes, 11 de febrero de 2019

Un tipo raro, raro...





Yo soy ardiente, yo soy morena,
yo soy el símbolo de la pasión,
de ansia de goces mi alma está llena.
¿A mi me buscas?
No es a ti, no.

Mi frente es pálida, mis trenzas de oro:
puedo brindarte dichas sin fin,
yo de ternuras guardo un tesoro.
¿A mi me llamas?
No, no es a ti.

Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz;
soy incorpórea, soy intangible:
no puedo amarte.
¡Oh ven, ven tu!
(Bécquer)


Tipos especiales, curiosos, raros, excéntricos o con un montón más de adjetivos todos excepcionales, los habrá siempre, incluso a medida que el mundo progrese en derechos y libertades más todavía pues si antes, cuando la ley y la religión de su mano eran severísimas los hubo, imagínense hoy en día, con la permisividad social que impera...
Me estaba acordando de tipos raros porque, salvando al que esto escribe que tampoco debe estar para tirar cohetes, por ejemplo, hubo una vez un filósofo y matemático italiano del siglo XVI, Girolamo Cardamo, que no se le ocurrió nada mejor al menda que hacer el horóscopo de Jesucristo y publicarlo; sí, no es broma, y lo hizo nada menos que en la peor etapa de represión religiosa. El tipo era un enamorado de la astrología y seguro que haría la predicción de Cristo con la mejor de las intenciones, supongo; aunque las autoridades eclesiásticas y de la inquisición se ve que no pensaron igual y al pobre lo metieron en “chirona” acusado de brujería ¡A quién se le ocurre!.. ¡Y es que hay algunos!..
Éste Girolamo, como debió ser eso que ahora llamamos un friki, predijo su propia muerte, exactamente para el 21 de septiembre de 1576 (para esa fecha tendría 75 años) pero viendo que se acercaba el día de su anunciada defunción y el tío aun gozaba de una salud de hierro envidiable, pues no se le ocurrió otra cosa que completar un ayuno completo semanas antes, (se negó a comer) y ¡claro! se cumplió su profecía, las cascó; el asunto es no quedar mal con nadie.. Qué pena que por estos lares la gente, sobre todo algún político que otro, no cumpla con lo prometido...pero en fin, de los “servidores del pueblo” ya se sabe...
Pero para tíos raros fíjense en nuestro rey Pedro I, llamado injustamente “El Cruel”; reinó en el siglo XIV, éste fue el que mandó construir los Reales Alcázares de Sevilla. Pues bien, siendo aun príncipe se casó en secreto con una tal Inés de Castro, de la que estaba profundamente enamorado. Su padre, el rey, temiendo posibles complicaciones políticas, inventó cargos contra la joven que fue juzgada, condenada y decapitada. Pero, amigo, no imagino las consecuencias de ese acto, hubo por ello una guerra civil, y cuando murió su padre y subió al trono Pedro, lo primero que hizo fue desenterrar el cadáver de su amada Inés, vestirla con las ropas de reina, coronarla, y hacer pasar a todos los altos dignatarios delante de ella besandole la mano y rindiéndole pleitesía. Imaginen el espectáculo, la moza llevaba muerta ya unos cuantos años. Menos mal que después se le pasó el enfado, la enterró con todos los honores de reina y, aquí paz y luego gloria.
Pedro I tuvo siempre una especial predilección por la ciudad de Sevilla, que entonces estaba recién conquistada a los moros; la embelleció con algunos edificios singulares que aun hoy perviven. Por cierto, a Pedro lo mató su propio hermano en una guerra fratricida en el castillo manchego de Montiel durante un duelo a espadas. En fin, tipos raros... pero, bueno, el que esté libre de éste pecado que tire la primera piedra. Yo no la tiro, desde luego..
Dicho queda...
Joaquin Yerga

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