lunes, 11 de febrero de 2019

En busca de mi alma





Ver en todas las cosas
de un espíritu incógnito las huellas;
contemplar
sin cesar
en las diáfanas noches misteriosas,
la santa desnudez de las estrellas..
¡Esperar!
¡Esperar!
¿Qué? ¡Quién sabe! Tal vez una futura
y no soñada paz.. Sereno y fuerte,
correr esa aventura
sublime y portentosa de la muerte
(Amado Nervo)

¿Les gusta pensar? ¿Reflexionan mucho sobre asuntos trascendentales, vitales? ¿Piensan sobre su vida, sobre el más allá, del qué pintamos aquí? Me temo que no; tal vez seamos demasiado conformistas, temerosos.. perezosos. Si acaso las pueriles cotidianidades del día a día absorbe nuestras horas y anhelos...y algún somero pensamiento que otro.. Ahora les cuento...
Estarán conmigo que estamos saturados de información. Jamás los seres humanos en toda su historia recibimos tantos datos en tan poco tiempo como lo hacemos hoy; medios para hacerlo los hay por docenas, la mayoría audiovisuales. Apuesto mil contra uno que cualquiera de nosotros procesamos más información en sólo un mes que nuestros abuelos en toda su vida. Otra cosa es la manera de tratarla puesto que ésa información la mayoría es más falsa que un euro de madera, otras son inútiles y hasta las hay nimias o efímeras; tan sólo una pequeña parte es considerada útil o interesante para nuestro interés personal, sea éste físico o mental.
Puesto que tenemos esa bicoca de enterarnos de todo lo que pasa en el mundo en un corto espacio de tiempo sólo nos falta tener habilidad para discernir lo que nos interesa o lo que no, pero esa habilidad sólo se alcanza a base de sabiduría, y la sabiduría se consigue, o bien con la experiencia o con el raciocinio leer y de pensar. Conseguir tener ambos es un puntazo no al alcance de todos.
No sé porqué pero me da la nariz que pensar no es la facultad o atribución innata más usada por la mayoría de los mortales. Pensar mucho nos lleva a incertidumbres indeseadas que no todos están dispuestos a soportar. Hoy en día, en plena era del bienestar y la obtención de la felicidad por encima de todas las cosas lo que menos interesa a nadie es esforzarse demasiado en reflexionar ¡Con la inquietud y desasosiego que podríamos llegar a padecer si llegáramos a conocer cosas que no deseamos saberlas!...
Y hablando de pensar, se hacía una pregunta un antiguo y conocido filosofo; la pregunta del millón podríamos catalogarla ¿Dónde reside el alma humana? Si, porque todos alardeamos de tener un alma que nos identifica como seres extraordinarios y nos aleja de los animales, que, en teoría, no deberían tenerla. Pero entonces.. ¿Dónde se esconde?..
Estarán conmigo que la mente no tiene nada que ver con al alma, o sí.. bueno, no sé.. Siempre se ha identificado el alma como algo inmaterial, incorpóreo, abstracto, espiritual, pero que nadie sabe donde está. Y es curioso porque llevamos siglos de adelantos médicos, de disecciones orgánicas humanas, y nada, no aparece; sabemos del hígado, de los riñones, del cerebro etc. pero del alma ni mu..
El mismo filósofo que se preguntaba donde está el alma reconocía la complicación de ésa pregunta; más que nada porque no tenia respuesta convincente. El rechazo de gran parte de la humanidad pensante a la teoría de la evolución de Darwin, es precisamente por no reconocer que procedemos de un mono, porque como estos no tienen alma, tampoco deberíamos tenerla nosotros. Decía René Descartes, el gran filosofo francés padre de la analítica y de la filosofía moderna, que los animales no sienten ni anhelan, que sólo son autómatas parecidos a las maquinas o robots. Si le pegamos a un perro se encoge y aúlla de manera automática pero no siente dolor... aseguraba..
Se hizo una encuesta en los Estados Unidos no hace mucho en la que el 65% de los encuestados decía creer lo que dice la Biblia en cuando a la creación, es decir, que Dios nos puso en la tierra ya formaditos y bien hechos, tal y como somos ahora (Adán y Eva). Se negaban en redondo a admitir que los primates son primos hermanos nuestros. Y no crean, aquí no había distinción en cuanto al grado de estudios de la gente, también los universitarios pensaban así. Y es que es muy duro pensar que sólo somos animales algo más racionales que el resto, que lo del alma es un cuento chino y que, en realidad es nuestra mente, camuflada, que se resiste a creer que no es más que un conjunto de neuronas y química cerebral. En fin, como para pensar mucho está la cosa...
Dicho queda...
Joaquín Yerga

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