martes, 26 de febrero de 2019

John Wayne que estás en los cielos..








Mi vida es un erial,
flor que toco se deshoja;
que en mi camino fatal
alguien va sembrando el mal
para que yo lo recoja.
(Bécquer)


Como sabrán todos anteayer se celebró en Los Ángeles la entrega anual de los premios Oscars a las mejores interpretaciones y mejores películas del año anterior. Reconozco mi apatía y desidia por el cine actual; me he quedado petrificado en el clásico de otros tiempos y de ahí no hay quien me mueva. El gran problema que tenemos los de gustos parecidos al mio es que llegará un día que no haya películas de las llamadas clásicas que no hayamos visto más de una vez. Yo, por ejemplo, suelo repetir muchas veces; confieso haber visto unas cuantas hasta cinco o seis veces: El Padrino, Casablanca, Perdición, Centauros del desierto o Encadenados, son algunas de ellas.. ¡Qué le vamos hacer!.. Pero, ¿sabían el por qué de los Oscars?.. Pues vean..
En 1927 el director de la Academia de las Artes y de las Ciencias Cinematográficas de Hollywood de entonces, un tipo llamado Louis B. Mayer, fundador también de los Estudios Metro Goldwyn Mayer, comiendo con unos amiguetes del gremio se le ocurrió dar unos premios a las mejores películas del año anterior. Uno de esos amigos diseñó, a groso modo y en la misma servilleta de la comida, la figura de un hombre desnudo con una espada en la mano y, dicho y hecho, se mando a un escultor a que le diera forma, y así nació el famoso Oscar... Por cierto, ¿saben porqué el nombre de Oscar?.. Pues por una tontería; a una actriz, Margaret Herrick, a la que le dieron ese primer premio, al verlo exclamó: ¡Anda, se parece a mi tío Oscar!. y con Oscar se quedó. Las entregas de este año, 2019 han hecho la número noventa y dos, y para mi gusto esto ya no es lo que era.. ¿Nostalgia?.. tal vez..
Y hablando de cine; “el séptimo arte”, que dicen algunos, aunque apuesto lo que sea que ya ocupa uno de los primeros puestos en ese ranking.. Miren, pues, unas apetitosas curiosidades al aspecto...
Llévense las manos a la cabeza, pero sepan que para hacer el traje a escala del mono ese de King Kong (la famosa película) se necesitaron mas de 20.000 rabos de caballos argentinos..¡Madre mía!. para mí que con tal de hacer negocio dejaron rabones a casi toda la cabaña caballar de aquel país.. Y es que en Hollywood no se andan con chiquitas...
Uno de los más famosos actores de todos los tiempos fue el gran John Wayne, para mi inolvidable en sus papeles de tipo duro del oeste. Realmente se llamaba Marion Morrison, pero en cuanto empezó en esto le sugirieron cambiar el nombre; impacta más John Wayne. A este gigantón lo descubrió en 1927 el director de cine Raoul Walsh, estaba descargando muebles en una tienda y le gustó su forma de andar...
John Wayne hizo películas inolvidables; El hombre tranquilo, Centauros del desierto, El hombre que mató a Liberty Valance, La diligencia, Río Bravo etc. etc. murió de un cáncer de estomago en 1979, pero antes, en 1966 había padecido otro de pulmón del que se libró de milagro. Él siempre achacó ése cáncer a un lugar en el estado de Iowa al que fueron a rodar una película; parece ser que muy cerca había un campo de pruebas nucleares. El caso es que casi todos los miembros que había participado en el rodaje (más de cincuenta) tuvieron serios problemas de salud, algunos murieron pronto.
Una cosa que no se le puede negar a Jonh Wayne, a pesar de las apariencias, es su falta de racismo o xenofobia, se casó tres veces y las tres mujeres elegidas eran de ascendencia mexicana. Cuando murió, su última mujer no quiso decir el paradero de su tumba por miedo a que fuera profanada, tal era la pasión y el delirio que suscitaba su figura. A cambio se dijo que, para despistar a la gente, habían hecho creer que yacía en una tumba en la que estaba impreso por deseo de John las palabras: Feo, Fuerte y Formal... Y, por cierto, hablando de premios, que por ahí empecé el articulo, ni siquiera sé quien ha ganado este año.. pero lo preocupante es que ni me importa..Lo dicho, me gustaba más en el pasado, cuando los premios los entregaban actores y actrices reconocidos, pero ya envejecidos, como Cary Grant, Gary Cooper, Gregory Peck, James Stewart, Ingrid Bergman, Bette Davis o Katharine Hepburn...En fin, debe ser que uno, al igual que estos monstruos de la escena, también estamos envejeciendo... 
Por cierto, lo el título y lo del cielo se me ha ocurrido porque, poco antes de morir, John Wayne se convirtió al catolicismo.. 

Dicho queda...
         Joaquín Yerga

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