martes, 19 de febrero de 2019

Ciertas intimidades..




De cigüeñas la tímida bandada,

recogiendo las alas lentamente,

paró sobre la torre abandonada

a la luz del crepúsculo muriente.

Esas aves me inquietan. En el alma

reconstruyen mis rotas alegrías:

evocan en mi espíritu la calma,

la augusta calma de mejores días.

--Guillermo Valencia--



¿Qué imagen creéis que tenemos de la gente, de amigos, de parientes? ¿Y de personajes importantes o extraordinarios que conocemos por su gran fama o heroicas hazañas? Imagino que de estos últimos la oficial, la que nos han vendido para ensalzar al héroe.

Sin embargo, y como cualquier hijo de vecino, si hurgamos un poco en sus vidas personales, Uffff, tendrían mucho que desear. Y es que nos pasa a todos, una cosa es nuestro perfil público como dicen ahora, y otra muy distinta es la vida íntima y privada. Muchas veces no encajan y resulta que: a personaje excepcional, vida ruin..

Qué me decís de Hitler, por ejemplo, el personaje más vilipendiado y con razón de todo el siglo XX. Pues que a pesar de su apolínea figura, su bigotito recortado, su voz grave y sus contundentes y terribles palabras en los mítines políticos, padeció una nauseabunda halitosis. Claro, que a ver quién era el guapo que le avisaba del cante bucal..

El gran Napoleón Bonaparte también se las traía con sus sonoras flaquezas. Las amatorias eran las más conocidas; sin exagerar podríamos decir que era un poco guarrete. Acordémonos de las cartas que le escribía a su amante Josefina cuando volvía de las batallas, en las que le exigía que no se lavara las partes intimas, que él ya iba de camino, que estaba al caer. Y es que, parece ser, le gustaba olisquear a añejo en semejantes profundidades... 

En fin..

Joaquín 






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