Antes que tú me moriré; y mi espíritu
en su empeño tenaz,
se sentará a las puertas de la muerte,
esperándote allá.
--Bécquer--
Supongo que todos tenéis ya el regalo de San Valentín prestos a entregarlo con primor a vuestra pareja. Da igual el tamaño, color, olor, o el sabor.. Tampoco importa el precio pagado por él. Conviene, eso sí, hacérselo llegar acompañado de un beso.
Pero, ¿Quién fue San Valentín?. ¿Un invento de El Corte Inglés para hacernos gastar dinero?. Pues no, mirad qué historia:
El emperador de Roma, Marco Aurelio Flavio prohibió a sus soldados que contrajeran matrimonio; creía que los hombres casados son malos guerreros y por tanto servían muy mal al imperio.
El decreto con la prohibición llegó a oídos de Valentín, que entonces era obispo de Interamna, que ni corto ni perezoso se opuso rotundamente a esa ley, incluso se dispuso a desobedecerla casando en secreto a soldados y sus novias que quisieran pasar por su vicaria...
Enterado el emperador de la osadía de Valentín lo llamó a su presencia e intentó persuadirlo de su actitud, por las buenas. Pero Valentín siguió en sus treces y se negó en redondo a dejar de desposar a los jóvenes. Después de un largo tira y afloja entre ambos, Valentín fue hecho prisionero, juzgado y condenado a morir lapidado; y fijaos qué muerte más atroz, a pedradas. Luego le cortaron la cabeza...
A Valentín lo convirtió en santo doscientos años después de su muerte el Papá Gelasio, y lo hizo nombrar patrón de los enamorados. Pero, claro, aquí hay truco, si hurgamos en la historia un pelín más atrás, resulta que este día, 14 de febrero ya lo celebraban los romanos con una fiesta un poco bárbara llamada “Lupercales”.
La celebración consistía en desollar cabras y perros y con la piel ensangrentada fabricar látigos con los que se apaleaba a las mujeres para asegurar su fertilidad. Así de cruel.
La iglesia cristiana estaba como loca por quitar semejante atrocidad. Tanto es así que después de muchos intentos consiguió cambiar las Lupercales por San Valentín, y todos salimos ganando. Sobre todo vosotras, las mujeres, ¡pobrecillas!, y El Corte Ingles, claro..
Por cierto, si a alguno se os olvidó el detalle con la parienta, hoy es domingo y están los comercios cerrados, pero mañana es lunes y no tenéis excusa. No obstante Paqui siempre os espera en su pastelería de la calle Llerena con las puertas abiertas y con una surtida gama de dulces y bombones en la estantería. Así salváis el pellejo..
Joaquin Yerga
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