Historia de un bigamo...
Cerraron
sus ojos
que
aun tenía abiertos,
taparon
su cara
con
un blanco lienzo,
de
la triste alcoba
todos
salieron.
La
luz que en un vaso
ardía
en el suelo,
al
muro arrojaba
la
sombra del lecho;
y
entre aquella sombra
veíase
a intervalos
dibujarse
rígida
la
forma del cuerpo.
Despertaba
el día,
y,
a su albor primero,
con
sus mil ruidos
despertaba
el pueblo.
Ante
aquel contraste
de
vida y misterio,
de
luz y tinieblas,
yo
pensé un momento:
¡Dios
mío, que solos
se
quedan los muertos!
(Bécquer)
No
es que lo diga yo, lo dicen muchos científicos y antropólogos; los
seres humanos eramos, hace ya un tiempo ¡claro! multígamos,
aunque a decir verdad no sé si existe esta palabreja. Lo que
pretendo decir es que no éramos monógamos, como deberíamos ser hoy
en día, cuernos aparte.
A
los que no le hagan ascos la teoría de Darwin; sí, la que nos dice
que hemos evolucionado a partir de un ancestro común con los monos,
deben saber que pasados un par de millones de años de ése ancestro
africano surgieron los Homo Sapiens, (nuestros antepasados); bien,
pues estos durante una cierta larga etapa practicaban una especie de
amor libre, vivían en comuna donde no existían las parejas fijas...
Para que nos entendamos, las hembras tenían sexo con muchos machos y
estos no podían saber cuales eran sus hijos; así todo el grupo
cuidaba de los menores y no sólo sus padres como hacemos ahora.
Esa
actitud claramente promiscua de nuestros antepasados se equipara a la
de los bonobos, primos lejanos nuestros. Estos tienen una vida sexual
muy activa, todos copulan con todos y son las hembras las dueñas
absolutas de su plebe. Un de los beneficios de esta conducta es que
se evita el infanticidio que muchos machos realizan cuando se
emparejan con hembras que ya tienen cachorros. ¿Saben cual es el
atributo que debe tener un bonobo a la hora de perpetuar sus genes?
Pues no es su fortaleza física, como en la mayoría de los machos de
la especie animal, sino el tamaño de sus testículos. Así es,
mientras mas gordos sean estos más esperma puede contener y por lo
tanto más posibilidades tiene de que sea él el que preñe a la
hembra.
Otra
de las curiosidades de nuestros antecesores Homo Sapiens que me acabo
de enterar me ha sorprendido un montón pues no esperaba semejante
paradoja. Resulta que nuestros abuelos de hace unos 40.000 años, es
decir, cuando aun éramos cazadores-recolectores, o sea, antes de
inventar la agricultura y domesticar animales, tenían mayor
capacidad cerebral que nosotros ¡Quién nos lo iba a decir!..
Siempre creí que era justo al revés, que nosotros habíamos ganado
en sapiencia y poder cerebral, que con el tiempo y la evolución nuestro desarrollo intelectual había crecido, pues no, y hay
una explicación lógica, y es que nuestros
antepasados individualmente eran más mañosos y hábiles que
nosotros ahora. Tengan en cuenta que cualquier individuo de entonces,
al ser nómadas y tener que buscarse la vida siempre al limite
desarrollaron una inteligencia practica de la que nosotros ahora
carecemos. Miren... A nosotros nos lo dan todo hecho, cualquier cosa
que necesitemos siempre hay un profesional que nos lo hace y muy
bien, por cierto, y si no, una maquina se encarga, con lo que resulta
que somos expertos, pero sólo en determinados asuntos.
Los
cazadores-recolectores, por el contrario, extraían termitas, conocían las raíces del
campo, los animales, las frutas, el entorno... Ellos hacían
personalmente sus chozas, fabricaban herramientas, estaban familiarizados con las inclemencias del tiempo y las
estaciones, en fin, lo sabían todo para poder sobrevivir. Sin
embargo ahora apenas sabemos nada.. Resumiendo, como colectividad
hemos avanzado de manera descomunal, hacemos coches, viajamos a la
luna, curamos enfermedades, pero individualmente hemos retrocedido, a
penas sabemos hacer nada con lo que nuestro cerebro ha disminuido...
Ya ven, y nosotros tan ufanos creyéndonos ya, casi, semidioses...
Dicho
queda...
Joaquin
Yerga
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