viernes, 22 de febrero de 2019

En busca del alma española..





Cuando mi hermana la invitó
y yo salí a abrirle la puerta,
entró el sol, entraron las estrellas,
entraron dos trenzas de trigo
y dos ojos interminables.

Yo tenía catorce años
y era orgullosamente oscuro,
delgado, ceñido y fruncido,
funeral y ceremonioso:
yo vivía con las arañas
humedecido por el bosque,
me conocían los coleópteros
y las abejas tricolores,
yo dormía con las perdices
sumergido bajo la menta.

Entonces entró la Guillermina
con dos relámpagos azules
que me atravesaron el pelo
y me clavaron como espadas
contra los muros del invierno.
(Neruda)

Nadie podrá negar que las ciudades tienen alma, también los pueblos. Pero de una ciudad son centenares de miles los individuos, sociedades, firmas o colectivos de toda índole los que pueden sacar su impresión de ella. Todas y cada una de las ciudades del mundo son peculiares, inconfundibles; y  aludo no solo a su patrimonio arquitectónico o cultural, también a su entorno, a su gente, a su olor porque, qué duda cabe todas lo tienen, y muy distinto unas de otras...
Yo les puedo hablar del alma Madrid. Algo sé de su ambiente, no en vano hace ya cuarenta años que pateo sus calles, frecuento locales, paseo sus parques y sufro su caótico trafico. También sé algo de otras ciudades que he visitado en múltiples ocasiones y puedo asegurar que todas son singulares, todas son únicas, exclusivas, luego cada cual puede encontrar su hábitat idóneo, que no tiene porque coincidir, por cierto, con el de los demás ni mucho menos. Lo mio, después de comparar, es Madrid..
Me gusta Madrid por muchos motivos: sentimentales, políticos, históricos, artísticos, deportivos, y hasta festivos y de ocio.. Madrid no tiene playa como Barcelona, su clima no es el marbellí ni su aire fresco y puro como el soriano, eso es verdad. Por sus calles circulan centenares de miles de coches y por sus aceras millones de transeúntes se agolpan; nadie lo niega... Madrid es también, atascos, colas, prisas, boina contaminante a veces, todo esto y más, pero es el ombligo de España, y eso es razón suficiente para querer estar aquí...
Nadie negará que, como decía aquel, Madrid es el rompeolas de todas las Españas, pues por sus calles han caminado la flor y nata de la intelectualidad del país; en sus cafés han holgado los escritores y artistas más sobresalientes de nuestra historia; delineando sus avenidas y bulevares señorean los edificios más espectaculares y en sus museos las obras más cotizadas. No hay una plaza, un parque, un palmo de calle de la capital que no tenga su historia.. Por todo eso y mucho más, de Madrid al cielo..
Yo que soy de fuera, cuántas veces de joven anhelé pisar la Puerta del Sol.. Comprobar “in situ” el mismo lugar, las mismas baldosas donde multitudes enfervorecidas proclamaban en 1931 la Segunda República.Qué ganas de pasar por la calle del Turco donde cuatro tiros acabaron con la vida del General Prim.. O por la esquina de la Plaza de la Independencia donde unos anarquistas fanáticos asesinaron al que fuera presidente del gobierno Eduardo Dato..
Habiendo leído a Pérez Galdós me moría de ganas de pasar por la calle de Toledo y de evocar el ambiente que vivieran los personajes de sus libros, o en Arganzuela y La Latina o Lavapiés. De ver la casa donde murió Cervantes, y Lope de Vega y Calderón. Mirar la placas conmemorativas en los edificios donde vivieron o estudiaron Espronceda, y Zorrilla, y Bécquer, y tantos otros; tomar un cortado en el Café Gijón, (aun en pie) donde antes que yo tertuliaran Machado, y Pio Baroja y Valle Inclán, y hasta la hermosa espía Mata Hari, y más recientemente Fernando Fernán Gómez o Cela... En fin, si alguna ciudad tiene historia, pasado, empaque, y sobre todo guarda el alma española, aunque a veces sea esta negra, esa es Madrid, nuestra capital..
Dicho queda..
Joaquín 

No hay comentarios:

Publicar un comentario