Quienes digan que hoy hace frío que lean esto...
Si
de nuestros agravios en un libro
se
escribiese la historia,
y
se borrase en nuestras almas cuanto
se
borrase en sus hojas.
¡Te
quiero tanto aun! ¡Dejó en mi pecho
tu
amor huellas tan hondas,
que
solo con que tú borrases una,
las
borraba yo todas!.
(Bécquer)
Apuesto
que han salido hoy de casa ataviados con una simple rebequilla... Y si por casualidad se
han tropezado con el vecino, seguro habrán hecho alusión al buen
tiempo, al calor; incluso coincidido con él en señalar
al culpable de esta rareza climatológica, "El cambio climático"... Me temo que si, pero...
Igual
no se lo creen pero, el 18 de febrero de hace ahora exactamente
cuarenta años, cayó una gran nevada en el Sahara. Es la única
nevada de la que se tiene constancia en ésa calurosa región. Pero
eso no es todo, todavía es más increíble lo que ha pasado sólo
dos veces en la historia, el rio Nilo congelado totalmente. Sí, no
es broma, el Nilo, el rio más largo del mundo y que atraviesa una de
las zonas más cálidas y desérticas del planeta, congelado en
Egipto. Claro que, esas dos veces fueron hace ya tiempo, en el año
829 y no mucho más tarde, en el 1010; ya andaban por allí los
musulmanes... Y justamente al revés sucedió en Alemania en 1132 (en
plena Edad Media), el Rin, el segundo rio más importante de Europa
(quince veces más caudaloso que el Guadalquivir) se secó por
completo debido a una ola de calor... Ya ven qué cosas, y nosotros
asustados por el clima...
Es
posible que la tan socorrida teoría del cambio climático sea
cierta, no digo que no, aunque es verdad que aun no tenemos datos
fiables como para confirmarla o negarla con rotundidad. Los plazos en
los que nos movemos con las mediciones son cortos y los ciclos
climáticos a veces tan largos que es muy difícil concretarlo; aun
así no está mal que pongamos coto al derroche de elementos
contaminantes, nos vendría bien en cualquier caso.. Sin embargo,
miren...
El
27 de abril del año 1815, una pequeña montaña llamada Támbora
reventó de una explosión en la isla de Sumbawa, en Indonesia. El
petardazo que pegó fue colosal, y conste que la montaña no estaba
catalogada como volcán siquiera. Bueno, ni que decir tiene que la
montaña desapareció de golpe dejando en su lugar un golfo en el mar
de unos 300 metros de profundidad. Hasta ahí los efectos, digamos
geográficos, pues modificó toda la isla, pero.. ¿Y las
consecuencias climáticas? pues verán..
Los
efectos de la explosión del Támbora fueron catastróficos, produjo
lo que se llamó, “el año sin verano”, y pueden imaginar porqué.
Dicen los expertos que liberó a la atmósfera el equivalente a más
de un millón de bombas atómicas como la de Hirosima. El cielo
ennegreció con las cenizas volcánicas, oscureciendo el brillo el
sol. Como consecuencia las temperaturas del hemisferio norte bajaron
cinco grados, lo que resultó fatal para las cosechas...
Ahora
que se está estudiando en profundidad los perversos efectos de
aquella terrible explosión, algunos consideran que pudiera repetirse
en cualquier momento, sobre todo en aquella zona sísmica el
pacifico. Fíjense que datos tan alarmantes ocasionó el fenómeno;
en ése llamado, año sin verano, hubo fuertes nevadas en lugares tan
extraños y cercanos al ecuador como México o Guatemala, lluvias
torrenciales en los polos, (cosa inusual), ríos y lagos helados en
pleno agosto en estados tan al sur de los Estados Unidos como
Pensilvania o Georgia; en fin, y una hambruna colosal en zonas de
china y Europa...
El
único efecto, digamos beneficioso, de ése año de inclemencias
climatológicas tan duras fue el nacimiento de las novelas,
“Frankenstein” y “El Conde Drákula”. Sus autores, Mary
Shelley y John Willian Polidori, reunidos junto a Lord Byron en una
casa a las afueras de Ginebra, pasmados por las nevadas, el frio y
las fuertes tormentas, decidieron inventar unas historias para no
salir al exterior de la casa. Luego se convirtieron en dos clásicos
inolvidables...
Dicho
queda...
Joaquín
Yerga
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