Bordeando la infamia..
Ella
tiene la luz, tiene el perfume,
el
color y la línea,
la
forma engendradora de deseos,
la
expresión, fuente eterna de poesía.
Ríe,
y su carcajada tiene notas
del
agua fugitiva;
llora,
y es cada lágrima un poema
de
ternura infinita.
¿Que
es estúpida? ¡Bah! Mientras callando
guarde
oscuro el enigma,
siempre
valdrá lo que yo creo que calla
mas
que lo que cualquiera otra me diga.
(Bécquer)
Si
partimos de la base (algo en lo que todos estaremos absolutamente
acuerdo) de que todos los hombres, al margen de razas, creencias y
pensamiento somos exactamente iguales en derechos y libertades, y que
éste derecho es inalienable a los seres humanos, les va a
decepcionar lo que les cuente a continuación. Esto, aunque con
palabras más apropiadas, nos lo dice el profesor de antropología
Yuval Noah en su libro “Sapiens”, muy de moda últimamente..
A
las conclusiones que ha llegado el profesor Noah a mi me han
sorprendido y por eso quiero hablar de ellas. Sí, porque tenemos muy
claro que los seres humanos debemos ser todos iguales, seamos de
donde seamos, y como seamos y, ¡ay! del que contradiga estos buenos
propósitos; inmediatamente será catalogado de racista, xenófobo o
cuanto menos supremacista. Es más, todas las constituciones
democráticas del mundo, empezando por la americana, (que es la pone
de ejemplo el profesor) lo señalan bien clarito en su primer
capitulo... Y no digamos la ONU, la UNESCO, el Tribunal de la Haya o
cualquier institución o estamento mundial que se precie..
Bueno,
pues si tomamos como verdadera la “teoría de la creación”, es
decir, aquella que nos dice el primer libro de la Biblia, “el
Génesis”, según la cual Dios nos creó del barro a su imagen y
semejanza, únicos, idénticos, especiales en el universo, tiene
mucho sentido que los hombres llevemos hoy a gala eso del derecho a
ser todos iguales, pero si tomamos preferencia por la “teoría de
la evolución”, me temo que eso de ser todos iguales no encaja...
Me explico...
Según
la teoría de Darwin, luego refrendada por la experiencia, multitud
de estudios y la pura lógica, los seres humanos hemos evolucionado
de una especie de mono de hace dos millones de años y que, después
de diferentes etapas, hemos llegado a lo que somos actualmente, es
decir, el Homo Sapiens.. Bien, pues según la evolución, las
personas no hemos sido creadas, sino que hemos evolucionado. Y,
ciertamente no hemos evolucionado para ser iguales; precisamente la
desigualdad y la diferencia es la madre de la evolución; cada
persona tenemos un código genético diferente, no hay dos iguales..
¿Entonces? ¿A qué se debe esa insistencia en que seamos todos
iguales en derechos y oportunidades?.. Entiendo que esa insistencia
es sólo para los creyentes en el cristianismo, pero estos cada vez
son menos..
Imagino,
entonces, que el interés que ponemos todos, sobre todo las
instituciones más progres y ateas, en esto de la igualdad suprema entre los hombres por encima de todas las cosas, debe ser para hacérnoslo creer y así
permitirnos mantener esta sociedad estable y prospera. Supongo que si
la gente supiera que esto de la igualdad inalienable es un mito, un
cuento chino, la sociedad correría el peligro de desplomarse..
Voltaire, el gran filosofo y escritor francés dijo una vez acerca de
Dios: “Dios no existe, pero no se lo digáis a mi criado no vaya a
ser que me asesine por la noche”... En fin, seguiremos abogando por
la igualdad de todos, pero sepan que solo es una quimera, una
ilusión, nada ni nadie nos obliga a aceptarlo como indiscutible y
verdadero, salvo los cristianos, ¡claro!.. que según ellos si
fueron creados iguales..
Dicho
queda...
Joaquin
Yerga
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