Llego al lejano huerto; bajo la parra
que da sombra a la escena que me imagino,
resuenan los acordes de la guitarra;
rompe el silencio una copla que ensalza el vino...
y al monótono canto de la cigarra
avanzo triste y solo por el camino.
--F. A. Icaza--
La curiosidad le superaba al imberbe. De todas las cosas le preguntaba el hijo al padre el origen.
El padre intentaba complacer siempre a su hijo, aunque no siempre lo conseguía pues, aunque era un tipo estudiado, las preguntas de su hijo eran a veces inverosímiles.
--¿Por qué la novia lleva un ramo de flores, papá?---le preguntó un día durante una boda a la que fueron invitados.
El padre hizo un esfuerzo memorístico y recordó haberlo leído tiempo atrás. Así que, salió airoso del trance. Le respondió:
--En la Edad Media se empezaron a usar con frecuencia las flores en los ramos que la novia llevaba camino al altar para disimular su mal olor corporal, ya que en aquellos tiempos la higiene personal era escasa. De ahí que todas bodas fuesen durante esos meses de primavera.
El niño hizo un gesto de sorpresa, pero lejos de decaer se atrevió con otra pregunta:
--¿Y por qué lanza el ramo hacía atrás para que otras lo recojan otras, papa?---insistió
El padre exhaló un desahogo de desesperación ante la insistencia del niño, pero intentó contentar a su vástago, no le quedaba otra. Recordó la respuesta:
--Hijo, antiguamente se lanzaba una liga de la novia como señal de buena suerte al que la recogiera. Luego se cambió por el ramo de flores como signo de felicidad.
Temiendo más preguntas del niño plasta, su padre lo cogió de la mano y lo dejó con su madre y unas amigas, todas muy encopetadas, que estaban conversando junto a una fuentecilla, en el patio del lugar del bodorrio.
Y se fue a la barra del restaurante a tomarse otro pelotazo, uffffff...
En fin
Joaquín
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