jueves, 25 de noviembre de 2021

Era tan guapo mi amigo, que temía presentárselo a mi novia.

                                                                                   


Fuente de Cantos (Badajoz) 

Jamás he deseado otra cosa mejor en mi vida que caerle bien a las mujeres: seducirlas, cautivarlas, amarlas... bien por mi cara bonita o por las palabras que pudiera decirles, pero todo quedó en deseos.

Todo lo contrario que a mi le fue a un tipo que conocí y con el que intimé. Era mayor que yo, italiano, había nacido en Venecia, y eso ya le daba un plus de exclusividad. ¿Sus medidas? Bueno, a años luz de las mías: alto, desgarbado, moreno y de ojos verdes. El bandarra lo reunía todo para gustar a las chicas..

Mi amigo tenía además una labia de espanto.. Tal era su verborrea para con las féminas, que en sus redes amatorias cayeron todo tipo de mujeres: casadas, solteras, viudas, señoras, criadas etc. etc.. Sí, habéis oído bien, lo sé porque todo lo anotó en su libro de conquistas; el pavo lo apuntaba todo.

El tipo fue un pillastre, un golfete, mujeriego y donjuán, pero noble y caballeroso. Jamás reveló a nadie el nombre de ninguna de las damas que pasaron por su lecho; las apuntaba con seudónimo que sólo él conocía.

Dejé de verlo, pero me contaron que de viejo, y tal vez debido a la impotencia de no poder hacer ya lo que antaño hacía con las mujeres, cayó en una depre de caballo. El médico le recomendó que escribiera sus memorias, así despejaba la cabeza. Y lo hizo. Por ella, por el libro de sus memorias conozco sus aventuras; calculo que pasaron por su lecho decenas de mujeres de toda clase y condición. 

Una vez le invité a Fuente de Cantos, mi pueblo. Le dije que por aquí vería mujeres muy hermosas, solteras y casadas, No pudo venir, cierto trabajo se lo impidió. Os confieso que casi mejor que no viniera; apuesto que alguna dama fuentecanteña casada caería en sus brazos, y el problema con el marido cornudo lo iba a tener yo, por haberle traído. 

Por cierto, acabo y nos os digo el nombre del suertudo este. Sí, efectivamente, se trata de Giacomo Casanova, italiano y seductor. Seguro que algo habéis oído de él. Yo lo conocí de joven en un salón de baile de Viena.

Del curioso método que usaba para no quedar embarazadas a las chicas os lo cuento otro día..

Joaquín



 




                                                        



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